23 octubre, 2005

julio 2005



"En la República, las masonas eran las intelectuales, las raras"


Esta profesora de la Universidad de Salamanca ha dedicado sus últimas investigaciones a desentrañar el papel que jugaron las mujeres en las logias masónicas. Su obra muestra cómo la historia sigue narrándose desde la perspectiva del hombre y plantea nuevos métodos para eliminar las actitudes sexistas





R. T.
encuentro. La profesora Natividad Ortiz, ayer, en los Cursos de Verano de la UMA en Ronda.

REBECA TOBELEM
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ronda. El año pasado, la profesora de la Universidad de Salamanca Natividad Ortiz ganó el premio Victoria Kent, que otorga la Universidad de Málaga, por su obra La mujer en la masonería española. Ayer se reencontró con la universidad malagueña en los Cursos de Verano de Ronda, donde profundizó en los detalles de las logias femeninas.
–¿Cómo se introdujeron las mujeres en la masonería española?

–En su origen, las logias sólo estaban formadas por hombres. Los reglamentos del siglo XVIII no contemplaban a las mujeres, que tenían la entrada prohibida porque no se les consideraba un ser libre por su supeditación al marido o al padre. El momento de la presencia femenina arranca con los primeros movimientos feministas. Empezaron las logias mixtas, pese a que eso subvertía el reglamento masón.

–¿Pero cuándo empieza la mujer a tener peso propio?

–El auge fue en la II República, periodo en el que se contabilizan entre cinco o seis. Eran pocas, pero llegaron a ser muy importantes. Su papel fue convertir a las logias masónicas en puntos de encuentro políticos, sociales o culturales. Es la primera vez que las mujeres concurren en estos foros, que luego desembocaban en una vida política. Es el caso de Clara Campoamor o Victoria Kent, influyentes masonas.

–¿Se conocía su pertenencia a la masonería?

–Sí, era de dominio público. En aquella época, las mujeres masonas eran las intelectuales, las modernas, las raras.

–¿Cuántas mujeres llegó a haber en la masonería española?

–Entre 1868 y 1939 hubo 600 masonas, que suponían un 10 por ciento.

–¿Cuáles eran los requisitos para entrar?

–Los mismos que para los hombres. Se admitía a toda persona interesada por la filosofía de la Ilustración y los ideales de la conocida trilogía de la igualdad, libertad y fraternidad.

–Extraña que con esos ideales dieran la espalda a las mujeres.

–Sí, eran progresistas, pero dejaban de lado a las mujeres. En las logias mixtas tampoco había igualdad, eran hijas o esposas de masones.

–¿Cuál era el fin de las logias?

–Como sociedad secreta trabajaban en fines filosóficos, de perfección del ser humano, para que éste fuera más abierto y tolerante. Defendían una sociedad laica y el apoliticismo, aunque luego se implicaron mucho en política. Las mujeres crearon las primeras escuelas laicas.

–¿Esto explica que se convirtieran en la obsesión de Franco?

–Sí. Con el franquismo toda su documentación fue requisada y barrida del mapa. En la Transición intentaron recuperarla, pero ya llevaban muchos años de retraso.

–¿Cómo es el estado de la masonería hoy día?

–Hay dos obediencias y alguna logia.

–Pero siguen estando mal vistas.

–La masonería se sigue viendo como una secta. La gente está acostumbrada a relacionarla con ritos que nada tienen que ver con los masones. En España ha habido durante muchos años una corriente literaria, de historiadores y escritores, que las desprestigiaron.

–¿Qué queda de su vinculación al gremio de la construcción?

–Eso se remonta a la Edad Media. La masonería tiene su origen en los gremios de constructores de catedrales, pero ya no es necesario pertenecer a este gremio.




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