26 noviembre, 2005

La página de la GLSE


Felicitamos desde aquí el trabajo de remodelación que han hecho en las páginas de la Gran Logia Simbólica Española. Pueden visitarla aquí:http://www.glse.org seguro que quedan tan impresionados como nosotros.

Enhorabuena por tan buen trabajo.

«La masonería no es una sociedad secreta, es una sociedad discreta»

JOSEP COROMINAS I BUSQUETÁ GRAN MAESTRO DE LA GRAN LOGIA DE ESPAÑA
«La masonería no es una sociedad secreta, es una sociedad discreta»
«No hacemos discriminaciones económicas ni culturales, hay de todo, desde obreros manuales a intelectuales», dice el gran maestro, invitado a Oviedo por Tribuna Ciudadana
ANA F. ABAD/OVIEDO

Psiquiatra y diputado por Barcelona en las Cortes Generales en dos legislaturas. Ése es Josep Corominas i Busquetá. Escudero novicio y caballero bienhechor de la Ciudad Santa y presidente de la Corte Suprema de Justicia Masónica. Ése también es Josep Corominas, gran maestro de la Gran Logia de España desde mayo de 2002. Ayer visitó Oviedo invitado por Tribuna Ciudadana para dar una charla titulada '¿La masonería sigue teniendo vigencia hoy?'.

-Para un no iniciado: ¿qué es la masonería?

-Es una institución que pretende que la gente vaya conociéndose mejor y vaya interiorizando una serie de principios que son los que rigen la institución: la igualdad, la solidaridad, la tolerancia... Pretende explicarlo mediante símbolos, para que cada uno pueda interpretarlo a su modo, libre de dogmatismos y de verdades absolutas.

-¿Las sociedades secretas están de moda?

-La masonería no es una sociedad secreta, es una sociedad discreta. La prueba es que en la red usted encontrará miles de páginas que hablan de los masones, es de los temas que más hay. Se ha publicado todo, lo bueno y lo malo.

-¿Qué parte es realidad y cuál mito?

-Yo creo que casi todo es mito. En España siempre se ha demonizado la masonería y se ha dicho que es algo tenebroso, que no es bueno. Esto no sucede en países como Inglaterra o Estados Unidos. El jefe máximo de la masonería inglesa es alguien de la Casa Real. Hay que ir destruyendo estos prejuicios y estos mitos de España. Hace no tanto tiempo se vivieron 40 años de represión de la masonería, en los que de cualquier problema que pasaba se acusaba desde el gobierno a la masonería.

-El famoso 'contubernio judeomasónico comunista'.

-La última vez que se citó no fue hace demasiados años. Franco, dos meses antes de morir, volvió a sacar el latiguillo. Pero hubo un gran error en la dictadura española: el comunismo es la antítesis de la masonería. En los regímenes comunistas y fascistas, siempre ha sido perseguida, todos los dictadores están en contra de una institución de este tipo.

-¿Las minorías son molestas?

-Las minorías son perseguidas, sobre todo cuando pretenden defender unos valores que están en contra de quien está en el gobierno. A lo largo de la historia de España vemos que los periodos absolutistas y dogmáticos han sido mayoritarios. En esas épocas se pretende que las personas no sean libres, y por eso la masonería ha estado perseguida. En los pocos periodos liberales, la masonería se ha afianzado.

-¿Con Rodríguez Zapatero se vive un periodo liberal? Corre el rumor de que varios ministros de su Ejecutivo son destacados masones.

-La masonería sólo puede trabajar en una situación de democracia. Volvió a resurgir a partir del año 79, con la Constitución actual. Esto es así por una razón muy simple: es respetuosa con las leyes del país donde trabaja, pero siempre que esas leyes sean dadas desde la población, no impuestas por alguien que domine.

-Siempre se relaciona a la organización con un poder en la sombra.

-Sí, pero esto es la acusación de los que no quieren que se desarrolle. Una institución que propugna que sus miembros deben ser libres difícilmente puede ser un poder organizado que dé consignas, porque esto choca con la mentalidad de los propios miembro. Lo que sí decimos es que todo aquello que vaya en mejora de la humanidad debe de saludarse, pero cada uno a su forma y en su ambiente, sin consignas y sin un poder absoluto organizado.

-Ha ocupado varios cargos de envergadura. ¿Para pertenecer a una logia hace falta destacar?

-Hay de todo, no hay ni discriminaciones económicas ni culturales. Puede ser masón desde el obrero manual a intelectuales. No se hace exclusión, lo único que se pide es que sea una persona capaz de discurrir por sí misma, de tener criterio. Si tiene esto, puede ser masón.



http://www.elcomerciodigital.com/pg051126/
prensa/noticias/Oviedo/
200511/26/GIJ-OVI-030.html

25 noviembre, 2005

Benito Juárez y Guillermo Tell

El historiador Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva rastrea la presencia del legendario arquero suizo en las ideas del Benemérito de las Américas en su ensayo “El héroe de mi héroe favorito: Benito Juárez y Guillermo Tell”, que ofreció dentro de la semana que la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) dedica al ex presidente oaxaqueño

¿Sabía usted que el héroe de Benito Juárez era el famoso ballestero suizo Guillermo Tell? Sí, sí, aquel mítico personaje suizo que en el siglo XIV se le impuso como castigo flechar una manzana colocada sobre la cabeza de su hijo porque no reverenció el sombrero que representaba al imperio de los Habsburgo.

Al parecer, la figura del héroe en Juárez no sólo fue su inspiración, fue también la revelación de su destino con la que el estadista mexicano se desdobló y -quizá- determinó para que decidiera el fusilamiento del emperador Maximiliano.

Por la importancia de los hechos, el historiador Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva rastreó la presencia de este personaje en las ideas del Benemérito de las Américas, y en el imaginario libertario de las ideas del siglo XIX.

Su búsqueda inicia la probable noche del 15 de enero de 1847, cuando Benito Juárez fue ungido como aprendiz masónico. En esa ceremonia iniciática, el político oaxaqueño recién llegado a la capital del país “sin nombradía alguna en el escenario nacional” eligió como nombre simbólico el del legendario Guillermo Tell.

¿Por qué y cómo llegó a nuestro legendario presidente la historia de aquel personaje, casi mito? Eso fue lo que se propuso investigar el especialista en su ensayo “El héroe de mi héroe favorito: Benito Juárez y Guillermo Tell”, que ofreció dentro de la semana que la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) dedica al ex presidente oaxaqueño.

Antes que un viaje erudito, fue un ameno recorrido por la historia de una época y de dos personajes que se emparentaron en el tiempo por un ideal, la liberación de los pueblos. Pero también, es un análisis de la figura del héroe, de su influencia, y de la lúcida capacidad de entenderlo como parte de un proyecto de vida conciliado con la historia, que dura en nuestros días aunque no de ese modo.

“Esa imposición liberal del héroe como motor de la historia y ejemplo a seguir por las personas fue un procesos que inició desde los tiempos de la consumación de la independencia. Y nuestro Juárez no podía estar exento de tal influjo en su formación académica y política”.

Al parecer, Juárez no adoptó el nombre del arquero por mera conveniencia con el rito de la coorporación, su figura se había filtrado desde mucho antes en sus discursos políticos ofrecidos en su tierra natal, “como el estereotipo del héroe popular defensor de su pueblo y de la patria”.

La pesquisa refiere que en el siglo XIX la historia del héroe suizo alcanzó difusión internacional gracias al drama teatral Wilhelm Tell (1804) de Friedrich Schiller, que a su vez inspiró la ópera Guillaume Tell (1829) del italiano Gioacchino Rossini.

No se sabe con precisión cómo llegó este personaje al imaginario mexicano, y en especial a Juárez, dice Hernández Silva, porque las primeras traducciones del alemán sucedieron cincuenta años después. Quizá los posibles contactos con aquellas obras fueron las traducciones españolas en los años treinta, y las traducciones francesas en los años cuarenta.

A las traducciones, se suman la vivacidad musical de la época, pues desde mediados de los 20 el público mexicano ya estaba familiarizado con las obras de Rossini, en todo el país, o al menos en la Ciudad de México y Oaxaca.

“Lo más seguro es que Juárez haya conocido de Guillermo Tell por la vía literaria, pues Juárez, además del zapoteco leía y escribía el español, el latín y el francés.

La primera vez que joven político mexicano lo citó fue en su discurso público de 1840, en su estado natal, donde plasma sus ideas de heroicidad, la acción, y la estirpe de los hombres que se negaron a aceptar la tiranía.

Cuando llega a la metrópoli mexicana como diputado electo a finales de 1846, el impacto fue tal, describe el investigado de la UAM Azcapotzalco, que el deslumbramiento de la ciudad, la aventura y su afición a la lectura confirmaron en su fuero interno al arquero.

Poco se ha estudiado al Juárez ilustrado, al cotidiano, al cordial y amiguero (…) que le gustaba la música, bailar y uno que otro trago.

“Es muy seguro de que en su primera visita a la Ciudad de México, como persona de amplia cultura y buen provinciano deslumbrado por el movimiento de la capital, librado ya de las duras jornadas legislativas, se dedicara a disfrutar sus edificios, sus veladas intelectuales y los momentos bohemios en uno que otro callejón de mala nota en donde tomarse un pulque, conversar y dar rienda suelta a sus emociones. Bueno, hasta es probable que se haya dado tiempo para posar, como la moda lo marcaba, y tomarse un daguerrotipo y tal vez hasta mandarse hacer una litografía, expresión artística que le interesaba tanto”.

Y ya ahí, la música popular, el rumor intelectual, las pláticas de cantinas y hasta las pocilgas de las putas. “Gracias a su imagen novelesca, Guillermo Tell se convirtió en uno de los adalides favoritos del romanticismo decimonónico, tanto de aprendices masónicos, como de putas callejoneras”.

Nada del mundo de esa época desconocía la figura de Tell, y nada del mundo de esa época fue desconocido por Juárez.

Y luego el descenlace final, el fusilamiento de Maximiliano, “!Quién iba decir, que él, al igual que su héroe, iba a acabar con el reinado de un Habsburgo en su propia tierra!”.

Juan de Jesús López / Villahermosa



http://www.milenio.com/nota.asp?id=245295

Miles de periodistas e intelectuales 'vendidos'

España, treinta años después: miles de periodistas e intelectuales 'vendidos'


Si alguién nos hubiera dicho hace treinta años, en aquellos momentos en que agonizaba el Franquismo y la democracia se abría camino, que treinta años después buena parte del periodismo español se encontraría masivamente politizado, controlado por los partidos políticos, comprado, maniatado y amordazado, no lo hubiéramos podido creer. Y, sin embargo, es cierto.

Muchos periodistas e intelectuales de la España actual viven a sueldo del poder político y dedican sus mejores esfuerzos no a difundir la verdad, ni a informar a los ciudadanos, sino a colaborar, consciente o inconscientemente, en tareas como manipular la información, generar argumentos y enfoques para que una opción política derrote a la contraria y difundir informaciones que benefician a quienes les apoyan y pagan.

Los fondos de reptiles de la democracia han sido más abundantes y eficientes que los de la dictadura. El reflán "periodistas aplaudidores, vendidos a buenos postores" se ha convertido en una verdad palpable en la España de principios del siglo XXI. La perversión del sistema ha anulado viejos principios y valores por entonces vigentes y ha convertido en aceptable el lamentable y humillante hecho de que miles de periodistas e intelectuales se hayan convertido en "sobrecogedores" porque cogen sobres que, directa o indirectamente, provienen del poder político y que les llegan por múltiples vías y caminos.

La situación de los intelectuales es todavía más triste, si cabe. Gente que en el pasado era montaraz, iconoclasta, independiente y libre hasta el insulto se ha transformado en material sometido que mendiga ante el poder poltronas de asesor, encargos a dedo o espacios en tribunas, consejos y medios públicos. El intelectual en España, salvo excepciones imperceptibles, ha dejado de ser luz y guía para transformarse en materia gris sometida al poder, que la utiliza para fabricar argumentos, orientar los debates, manipular y controlar a la sociedad.

Cada día es más difícil encontrar en España a un periodista o a un intelectual independiente y libre. Los que quedan suelen sobrevivir penosamente y pagan un alto precio por su libertad. Confundidos e indignados, tienen dificultad para entender cómo la sociedad española ha perdido con tanta rapidez y facilidad el culto a la verdad y los valores de independencia y servicio a la comunidad, a través de la información, que asumieron con ilusión en las facultades universitarias.

Los sojuzgados o controlados por el poder son legión: muchos militan directamente en un partido y han cambiado voluntariamente el oficio de periodistas por el de "agitadores"; no son pocos los que trabajan en empresas o medios públicos, donde están obligados a defender las tesis del gobierno que les paga; otros trabajan en medios alineados con un partido político u otro; la mayoría recibe pagos por encargos, trabajos temporales y colaboraciones "envenenadas"; y buena parte de los restantes participan de los fondos de reptiles, subvenciones, contratos y publicidad que proceden del poder y que son el aliento que mantienen vivos a la prensa, la radio, la televisión, productoras, gabinetes, revistas especializadas, opúsculos, monografías, libretos y librillos. Quién no lo crea que revise el registro de nóminas, reconocimientos, ayudas, becas, premios, subvenciones, colaboraciones, asesorías y demás dádivas del poder.

El poder político no sólo paga a los autores, sino también a los editores, sin olvidar a productores, guionistas, estrategas, pensadores, cámaras, fotógrafos y a toda una variopinta legión de profesionales sobrecogedores que utilizan la inteligencia para vivir. Muchos de ellos saben que son piezas imprescindibles para el control de la opinión pública, la libertad y la inteligencia colectiva, pero otros prefieren ignorarlo.

La España de hoy, guste o no, es una sociedad alineada con un bando u otro, donde es muy difícil encontrar el pensamiento libre y en la que el periodista o el intelectual independiente son especies en peligro de extinción.

Aunque el alquiler y la compra de intelectuales y periodistas es un vicio de alcance nacional, en algunas autonomías ha alcanzado una perfección tan elevada que es casi imposible superarla. Es el caso de Cataluña, donde el control de los medios y de la inteligencia ha alcanzado el nivel del "virtuosismo" y la "excelencia". Nadie sabe cuantos millares de intelectuales y periodistas catalanes están mantenidos por la Generalitat para obtener a cambio apoyo ciego y defensa de osadías nacionalistas, independentistas y hasta estatutos grotescos que no pasarían el filtro de cualquier democracia europea honrada. Pero la política catalana no sólo obtiene de los "sobrecogedores" apoyo a sus atrevidas y peligrosas tesis, sino que también consigue el silencio y la oscuridad ante escándalos y abusos tan flagrantes como la discriminación lingüística o tan contundentes como los del barrio del Carmel y el del corrupto tres por ciento.

En la España actual ocurre hoy lo mismo que en aquella sucia Italia de finales de los años "setenta", cuando los periodistas e intelectuales podían agruparse en cuatro categorías: los comunistas, los socialistas, los democristianos y los muertos de hambre, Pero aquella Italia, por fortuna, saltó por los aires y la sociedad logró recuperar aceptables cuotas de libertad y pensamiento libre, mientras que en España el sometimiento de la inteligencia a los partidos políticos y al poder público sigue teniendo vigencia y campea pujante el siniestro y antidemocrático principio de "o estás con el poder o estás jodido".

www.votoenblanco.com


http://blogs.periodistadigital.com/
votoenblanco.php/2005/11/24/p4737#more4737

Moa, un incondicional

Moa, un incondicional
F. G. P.

El antiguo miembro de los GRAPO y hoy destacado propagandista de la tendencia más afecta a Franco (la vida es compleja) Pío Moa dedica 208 páginas a lo que él mismo define como «un ensayo sobre la significación histórica de Franco» o «un intento de restablecer el equilibrio a base de rescatar aspectos más positivos e injustamente omitidos». Como veremos a continuación, se trata tan sólo de ensalzar a todo trapo y sin ocultación alguna la figura de Franco, por lo que bien haría su autor en añadir un adjetivo al subtítulo y dejarlo en «un balance histórico positivísimo», con lo que las intenciones de Moa quedarían claras para quien quisiera gastarse unos euros en comprarlo.

Sin embargo, el escribir rematadamente mal trae consecuencias nada queridas para quien perpetra textos como el de Moa. Por ejemplo, veamos una de sus afirmaciones primeras: «[Franco] en general no cultivó ni alentó expresiones de odio tan furiosas como las despertadas por él en sus contrarios». El ánimo del autor está en mostrar a Franco como bondadoso y a sus adversarios como biliosos. Pero mete la pata por no saber escribir, pues lo que en realidad acaba diciendo con su frase es que su hombre sí cultivó y alentó «expresiones de odio furiosas», aunque menos que las del otro bando. Es la venganza del genio del idioma contra un sedicente periodista que levanta en el último párrafo de la página 100, por citar uno tan sólo, un egregio monumento a la falta de concordancia gramatical y a la absoluta ausencia de criterio estructural para expresar una idea. Su única aportación lingüística se halla en el adjetivo «useño» que, para evitar a sus lectores quebraderos de cabeza al intentar desvelar su significado, se adelanta aquí que significa «natural de USA».

Franco es un hombre de tal encanto que hasta le parece «interesante y simpático» a Niceto Alcalá Zamora, el que fuera presidente de la II República (el hecho de que más tarde se ponga a caldo al autor del halago parece no importar). Fue un hombre, sostiene Moa, que, ante la República, «nunca faltó a la disciplina militar ni se inmiscuyó en política. No sólo no participó en movimientos golpistas, sino que impidió tres posibles intentonas de ese tipo. Defendió eficazmente el régimen contra las izquierdas que lo asaltaban». Fruto de este pretendido ardor republicano de Franco, «se enfrentó a un doble movimiento revolucionario y subversivo que llevaba al país a una profunda descomposición institucional y en todos los órdenes. No provocó él ese movimiento ni lo deseó, procuró evitar la rebelión abierta hasta el mismo final». El hecho de que no volviese España al sistema republicano una vez concluida la guerra civil, si tanto Franco lo defendía, quizá nos lo aclare Pío Moa en otro libro.



Justo...

Franco fue justo con los proletarios. De hecho, «el general procuró recoger algunas banderas obreristas y populistas, como el desarrollo de la Seguridad Social y medidas legales que dificultaban el despido, el desahucio de la vivienda, etcétera». Aparte del desatino gramatical, los lectores de Moa ya conocen por otras obras suyas su escaso apego al dato exacto de los historiadores serios («en general», «en líneas generales», «etcétera», «algunas»É) del cual, no obstante, hace gala cuando lo tiene a bien: «[En Guernica se] produjo un máximo de 126 muertos». Ni uno más. Como militar, «la conducción de Franco durante la fase larga de la guerra [fue] en líneas generales excelente». ¿Que contó con ayuda alemana e italiana? «El problema de las ayudas exteriores está casi siempre mal planteado». Hay que estar con los tiempos, Franco y Moa lo saben: «Franco evolucionó desde su aceptación de la democracia liberal al principio y durante el mayor tiempo de la República a un rechazo frontal de ella».

Para que se note que nos las vemos con un profesional objetivo, Moa no duda en afirmar: «La despiadada persecución de posguerra constituye la peor mancha del régimen franquista» (por piedad, enséñenle a escribir quienes tanto lo ensalzan, enséñenle a decir lo que quiere decir, pues la frase deja claro que el régimen de Franco tuvo manchas y que las tuvo muy malas, ya que una de ellas es la «peor»). Pero hay que matizar tan grave acusación. En primer lugar, «no fue él quien hundió la legalidad republicana», ojo, y, además, tal represión «distó de constituir algo excepcional o siquiera sobresaliente». Franco reprimía lo normal. Y, bueno, a los hechos hay que remitirse: «El balance es que el general mantuvo al país al margen de esa guerra» (la II Guerra Mundial), dejémonos de indagar más. Los judíos y los masones no eran santos de su devoción, desde luego, pero tampoco fue para tanto. Se ensalza mucho al maquis por parte del rojerío, olvidándose de que, en sus inicios, fueron unos salteadores, pues, sin apoyo popular, muchas partidas recayeron «en el inicial bandolerismo». Las naciones extranjeras que boicotearon al régimen eran muy torpes pues perjudicaron al país y no consiguieron derrocar al dictador. Un país que no se oponía mucho al Caudillo, ya que las «agitaciones en todo caso [fueron] muy inferiores a las habituales en la mayoría de los países europeos».



... y providencial

Pío Moa manipula cifras que es un primor. Escribiendo sobre el Tribunal de Orden Público, que se encargó entre 1963 y 1977 de perseguir a los enemigos del régimen, hace cuentas: «En sus trece años (É) produjo 9.000 condenas, menos de 700 al año (É)» y fueron procesados «11.261, a quienes el tribunal impuso 10.146 años de prisión, es decir, en torno a un año por persona». Por lo tanto y al no ser de obligado cumplimiento la prisión inferior a un año, concluye Moa que en España fueron detenidos solamente unos cuantos por ese tribunal tan especial y a la cárcel fueron a parar otros pocos. Por supuesto, por qué se crea el TOP acaso nos lo explique Moa en un futuro, ahora no entra el hombre en detalles. Pero manipulemos en otro sentido los mismos datos del autor: El Tribunal de Orden Público produjo casi dos condenas al día. El TOP procesó a tres ciudadanos por día. Ese tribunal impuso a diario penas por más de dos años de cárcel. ¿De verdad quieren Pío Moa y sus jaleadores que se les tome en serio como rigurosos analistas?

En definitiva, «el ambiente social y el mismo franquismo fueron liberalizándose», así, ellos solos. Y Franco, él solo, sin ser demócrata, «creó las condiciones para la democracia», además de favorecer a los aliados con su neutralidad y no beligerancia siendo como era cercano a Hitler y Mussolini. Eso de la «baja tensión cultural», la represión de los idiomas vasco y catalán, la «relativa inferioridad legal de la mujer» (así lo escribe nuestro Moa), el hostigamiento de los homosexuales (que ni de lejos iguala al de Fidel Castro, señala Moa: se les hostigó, vale, pero no tanto como lo hacen otros), la supuesta represión sexual (que el escaso éxito inicial de la ley del divorcio desmiente, según Pío Moa)É son peccata minuta que en nada deben ensombrecer la figura de quien «derrotó tres veces a la revolución, libró a España de la guerra mundial y dejó un país próspero y políticamente moderado». Eso sí que son «hazañas», concluye Moa, que convierten al «Caudillo en el personaje político de mayor envergadura en la historia de España de los dos últimos siglos», si acaso, Cánovas se le acerca. Le debemos, pues, niños y niñas de este país, «gratitud» y «reconocimiento». Así, con estas palabras. Han leído ustedes bien.



Corolario...

El libro de Moa se enriquece con sabrosas ilustraciones, pero con más sabrosos pies de foto. Algunos dan vergüenza ajena. Por ejemplo, se lee que «no todos los intelectuales y artistas le rechazaban». Y, para demostrarlo, se insertan dos instantáneas de Franco con Azorín y conÉ Dalí. La crema de la intelectualidad, el criterio y el buen gusto, pues.

Pero hay una foto, con texto explicativo, extraordinaria. Un Franco uniformado, botas y fajín, saluda a la romana, como Hitler, como Mussolini. El pie de foto reza: «Parece fascista, peroÉ». Por todo ello, un ruego y una pregunta: primero, que no caigamos en manos de quienes tienen como propagandista señero a Pío Moa. Y segunda, ¿no tienen los franquistas a alguien un poco más homologable que Pío Moa?


http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp
pIdNoticia=350236&pIdSeccion
=66&pNumEjemplar=1102

22 noviembre, 2005

Los masones en el convento

Los masones en el convento
«Lejos quedan los tiempos en que se les acusaba de destruir cualquier vestigio de la cristiandad... »
ILIA GALÁN

Mucho se mueven los francmasones realizando públicamente algunos actos, como el otro día, en Toledo, donde, junto a otros intelectuales y filósofos de conocido prestigio, entregaban el II Premio de Investigaciones Históricas a una búlgara. Ésta, sorprendida de que su investigación lograse la victoria, sin conocer a nadie, se deshacía en agradecimientos y hablaba sobre el tema del concurso: interculturalidad y tolerancia. Tema pocas veces más actual que ahora, después de las revueltas inmigrantes en Francia, pues se trata de lograr el respeto mutuo, de colaborar unos con otros, no de someter a los recién llegados o pagar miserablemente a sus hijos. Si viven en nuestra sociedad tendrán que adecuarse a ella, sí, pero también tendrán que recibir un trato justo, sin abusos y hacer que la igualdad de oportunidades sea algo más que unas bonitas palabras. El acto se celebraba en la iglesia de San Pedro Mártir, hoy paraninfo de la universidad, que tiene casi envergadura de catedral. Donde estuviera el altar, tenían la mesa presidencial.

En otros tiempos fue el emplazamiento de la Inquisición. Hermoso guiño de la Historia. El Gran Maestro de la Gran Logia de España, ex-diputado del PSOE por Cataluña, abrió el acto con el himno nacional, por respeto a las leyes vigentes. Después, dialogaron y se finalizó con un concierto de música propia del Renacimiento. El retablo miraba con un Cristo en lo alto y desde sus santos las palabras que decían los invitados. Donde estuvo no hace mucho el sagrario, había, como un símbolo, un cartel con el escudo de la mítica institución y la leyenda: ALGDGADU (A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo). Dios seguía presidiendo el acto, al menos de modo figurado. El día, comenzado con un cónclave de masones, finalizó con una cena de gala, en el cercano claustro. Poco después, en Granada, se celebra el Convento Anual del Supremo Consejo de la misma institución, con comidas de alta etiqueta, conciertos y visitas culturales.

Lejos quedan los tiempos en que se les acusaba de destruir cualquier vestigio de la Cristiandad o de conspirar para quitar un presidente del gobierno y poner otro. Que haya grandes personajes entre sus filas es otro asunto, que busquen la excelencia por misteriosos caminos, practicando ritos o juegos mentales sigue llamando la atención. Lo que está claro es que los masones hoy no son en principio ni anticlericales ni lo contrario, sino que hay de todo, como en un equipo de fútbol, también católicos y laicistas, y que buscan, según proclaman, la excelencia espiritual y el diálogo entre los contrarios. Sus apariciones en público muestran que no tienen por qué esconderse y que su célebre institución sigue diciendo algo a muchos que buscan un sentido al mundo porque los pueblos siempre se han nutrido de símbolos, de misterio y del mito para hacer humana a la fría y arisca razón.

http://www.diariopalentino.es/
secciones.cfm?secc=Opini%C3%B3n&id=227502

20 noviembre, 2005

Granada se vuelve masona


Han pasado por periodos críticos a lo largo de la vida de la orden. Han sido perseguidos, odiados, exiliados y fusilados. Todavía hoy son mirados con recelo, y son percibidos como un colectivo en la sombra que rige el destino de naciones enteras. Sobre los masones pesan losas de este tipo, pero ellos prosiguen con su quehacer. Este fin de semana se han reunido en Granada con presencia de masones de todo el mundo.
El Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 y Último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España, Ramón Torres, conoce bien los mitos sobre el colectivo masónico. "Desgraciadamente, existen muchos prejuicios que se han ido sembrando", asegura. "Los masones hemos defendido la libertad, la hermandad y la igualdad, siempre" y esos conceptos en algunos periodos no han estado bien vistos por los poderes fácticos.

En España, el Supremo Consejo del Grado 33 tiene continuidad desde 1811, a pesar del absolutismo, del franquismo y otras dictaduras. Durante la Guerra Civil y la época franquista, el Supremo Consejo siguió trabajando, pero en el exilio. "Tenemos una norma: en el país en el que no podemos cumplir las leyes, nos vamos al país más próximo donde sí podamos", asegura Torres. Y ese caso se ha dado varias veces en España.

"La auténtica ética de la democracia es la masonería. Los valores de cualquier constitución democrática son valores masónicos", asegura el soberano gran comendador. De ahí, explica, la persecución y la mala imagen. "A los que buscan la dictadura de la conciencia, los que prefieren el pensamiento único y dogmático, les preocupan los librepensadores. Y nosotros procuramos que cada persona se forme a sí mismo".

La masonería regular, argumenta Torres, no es más que un movimiento ético que parte de un "sistema moral peculiar que se basa en cuatro principios claros: la creencia en el Gran Arquitecto del Universo, el amor al prójimo, la trascendencia del ser humano y el conocimiento de uno mismo". Estos principios, a su vez, son jalonados por una serie de valores y, "a la luz de la razón, los analizamos y nos acercamos al humanismo".

Pero eso no es suficiente para un masón. Recurren al lenguaje simbólico y alegórico para "generar una intuición inteligente que nos permita entrar en el campo de la espiritualidad". El masón debe estar en el punto central entre el humanismo y la espiritualidad para que "el hombre bueno pueda ser mejor". Pero hay ciertos valores que tienen que trascender a la persona, son valores que tienen que practicarse. "A través de nuestro camino, la persona puede ser mejor y él mismo se prepara para ser, además, mejor ciudadano" a título personal.

Porque la orden masónica no se proyecta, como institución, en la sociedad, "y tenemos prohibido temas políticos y religiosos". La explicación es fácil: "Buscamos la fraternidad, y tanto la política como la religión han sido motivo de luchas, guerras y asesinatos durante la historia del hombre", explica Torres. "Debemos descender a la aplicación concreta, cada hermano debe proyectarse en su tarea".

Por eso es fácil encontrar en las logias miembros de partidos políticos de distinto signo y personas de todas las confesiones religiosas". En este punto, Torres aclara: "hay quien pretende contraponer masonería y religión. La religión se basa en el sentimiento y en la oración. La masonería, en la razón y el lenguaje simbólico y alegórico. No son opuestos". De hecho, en el seno de la masonería se permiten todas las confesiones religiosas desde el punto de vista de la libertad de conciencia.

Porque los masones no son laicos. Desde el punto de vista de que el laicismo nace de la libertad de conciencia, "sí somos laicos", asegura Torres. "Pero no podemos ser laicos en la medida en la causa primera, en el Gran Arquitecto del Universo, que cada uno interpreta según su religión". Pero lo que no será nunca un masón regular será un místico. "El místico pierde su identidad. El masón no puede perder su personalidad. Nuestra moral se basa en el hoy y ahora, no para después de la muerte. Pero eso no significa que renunciemos a la espiritualidad", afirma Torres.

El momento de mayor auge de la masonería en España fue durante la II República. En esos momentos, había 5.000 masones. Pero con la llegada del régimen franquista, ser sospechoso de pertenecer a la masonería era motivo de fusilamiento. "En el Archivo de Salamanca hay 68.000 expedientes con miles de fichas de personas que eran acusados de masones".

Lo peor no era esa persecución por motivos ideológicos, sino las casi 1.600 personas que fueron condenadas a muerte por ser masones. "Si uno decía que era masón, en el mejor de los casos, ibas a prisión", explica Torres. Así que se marcharon al exilio a México, vía Francia. Y desde allí, desde la distancia continuaron siendo la logia española.

La reunión que ahora celebran en Granada suele realizarse todos los años. En ellas, los masones debaten sobre un tema específico. En esta ocasión, versará sobre la metodología masónica. En especial, se tratará del Grado Séptimo. Torres lo explica: "El sistema masónico son los tres primeros grados simbólicos. En el tercer grado, se es maestro. Y del cuarto al 30 se realiza una formación programada para profundizar en todos los caminos a través de los diversos grados". Los últimos, el 31, 32 y 33 son grados administrativos.

Para el encuentro, se acercarán hasta Granada masones de toda España, además de Soberanos Grandes Comendadores de otros países como Francia, Argentina, Polonia o Suiza. "Esta presencia de hermanos de lugares tan distintos demuestra la fraternidad que existe en la institución y que deseamos para la sociedad", explica Torres. En la actualidad, hay del orden de 2.200 masones en España.

Otro de los mitos que el Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 y Último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España quiere desterrar es que a la institución sólo pueden acceder personas de alto poder adquisitivo. "Nosotros sólo exigimos que el hombre sea libre y de buenas costumbres. Y un hombre puede ser libre cuando se puede mantener económicamente. Por ello, en las logias hay trabajadores. Cualquier persona normal puede entrar en la masonería y se puede marchar cuando quiera", especifica Torres.



http://www.diariogranadahoy.com/
diariogranadahoy/articulo.asp?
idart=2095223&idcat=2911