16 abril, 2006

Un Falso Pastor y una Falsa Iglesia (Parte I)

"Ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde afuera, sino desde adentro; en nuestros días el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen la Iglesia"
Encíclica Pascendi de Pío X, del 8 de septiembre de 1907

Por Luis Eduardo López Padilla


Uno de los males más violentos que ha tenido la Iglesia es la infiltración del espíritu masónico que ha penetrado hasta su mismo centro, incluyendo al Vaticano.


En capítulos precedentes hemos explicado que el Fin de los Tiempos se caracterizará por su apostasía, pero no sólo en el mundo sino también en la Iglesia, apostasía que alcanzará su clímax - como acto final de un deterioro espiritual de mucho tiempo - con la manifestación del último y personal Anticristo. Vamos entonces a recorrer el velo de la inminente traición que va a sufrir la Iglesia, pero lo grave es que esta traición será desde adentro, del corazón mismo de la Iglesia, situación que va a provocar un cisma y el surgimiento de una iglesia falsa que pretenderá presentarse al mundo como la verdadera Iglesia Católica. Esta desgarradora división que sufrirá la Iglesia es parte de lo que la Santísima Virgen vino a evitar desde Fátima cuando advirtió el posible enfrentamiento de cardenales contra cardenales, obispos contra obispos, si sus súplicas no eran escuchadas. Está demás decir la confusión que habrá y la pérdida de un gran número de almas que seguirán a "ojos cerrados" a la iglesia falsa, que será la que más fieles tendrá, pues será una iglesia light que se ajustará a las máximas del mundo, que se prostituirá a los poderes de este mundo, tal y como lo explicaremos a continuación.


Vamos a citar algunos mensajes del Cielo y luego veremos los textos de la Sagrada Escritura.


Dice la Santísima Virgen al Padre Gobbi en 1986:


"En la Iglesia ha entrado también la desunión, la división, la lucha, el antagonismo. Las fuerzas del ateísmo y de la masonería, infiltrada en su seno, han logrado romper su unidad interior y oscurecer el esplendor de su santidad."


La Masonería

De manera breve y sencilla diremos que la masonería – o francmasonería, como también se le llama – nace oficialmente en Inglaterra en el año de 1717, con el establecimiento de la Gran Logia (talleres) de Inglaterra, y decimos oficialmente porque no es más que la coraza o careta tras la cual se pretenden encubrir las antiguas prácticas gnósticas, que desde los primeros siglos han intentado destruir la doctrina cristiana.

La masonería ha sido reiteradamente condenada por la Iglesia en innumerables documentos, particularmente en la encíclica Humanum Genus del Papa León XIII en 1884. También está La encíclica Mirari Vos del Papa Gregorio XVI en la que señalaba al mundo entero que la masonería "era la principal causa de todas las calamidades de la tierra y de los reinos, y como el sumidero impuro de todas las sectas anteriores." (José María Caro. El Misterio de la Masonería p. 316)

También en el Código de Derecho Canónico de 1917, en el canon 2335, se declaraba la excomunión a quien perteneciera a la masonería. Misma sentencia se confirmó en la declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del 27 de noviembre de 1983, documento conocido como Quasitum est, y que sigue vigente.

¿Entonces, qué es la masonería? La masonería es una gran conspiración habilidosamente organizada y disciplinada contra Jesucristo y la Iglesia, y consiguientemente contra el mismo Dios y contra todo lo que significa orden y respeto a alguna autoridad. Su fin último y principal es el de la destrucción radical de todo orden religioso y civil establecido por el cristianismo y la creación de otro orden nuevo con fundamentos y leyes tomados de la entraña misma del naturalismo (Encíclica Humanus Genus no. 8).

La Santísima Virgen ha estado indicando en varias ocasiones cómo está por cumplirse la prueba más grande para la Iglesia desde que fue fundada, cumpliéndose así lo que decía el Papa Pío X en su encíclica Pascendi:

"Ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde adentro; en nuestros días el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen la Iglesia."

A este respecto, el 13 de mayo de 1992, María Santísima dijo al P. Gobbi lo siguiente:

"Hijos predilectos, hoy recuerdan el setenta quincuagésimo aniversario de mi primera aparición, acontecido en Fátima, en la Cova de Iría, el 13 de mayo de 1917… entonces predije los tiempos de la pérdida de la verdadera fe y de apostasía, que sería difundida en cada parte de la Iglesia. Están viviendo los tiempos que Yo les he predicho… los tiempos de la guerra y la persecución a la Iglesia y al Santo Padre, a causa de la difusión del ateísmo teórico y práctico, de la rebelión de la humanidad a Dios y a su ley…".

Conviene ahora explorar un poco acerca del propósito de la masonería para el establecimiento de una falsa iglesia con un falso pastor.

Digamos primero, antes de entrar al desarrollo principal, que existe una forma de masonería espiritualista, de un eclecticismo muy liberal, capaz de ejercer, y que ejerce de hecho actualmente, una fuerte fascinación sobre los ambientes eclesiásticos más "avanzados". Así se han podido construir en el seno de la Iglesia misma, un movimiento clandestino con inspiración masónica. Este tiende a promover un neo-cristianismo, reinterpretando todo según la cultura moderna, que sería el único verdaderamente universal, y por tanto, nominalmente católico.

Sin entrar en detalles de sus orígenes y de su organización, recordemos solamente que la masonería presenta a través de su historia una doble corriente paralela, cuyas dos ramas en definitiva trabajan para el mismo fin, pero con distintos medios:

1. La corriente materialista de inspiración racionalista. Nada por encima de la razón y de la experiencia. Esta corriente admite una fe vaga en el gran arquitecto del universo, pero está compuesta mucho más abundantemente por ateos.

2. La corriente espiritualista, de inspiración gnóstica, se considera heredera por medio de la cábala judía de la más alta tradición pagana, esotérica y secreta. El conocimiento y la tradición de una pretendida sabiduría trascendente, a base de simbolismos, que excluye todo dogmatismo, es la prerrogativa de una elite de iniciados. Esto son los únicos depositarios de los secretos y los únicos que laboran los planes de acción y detentan el mando.

El fondo de esta "alta ciencia esotérica" está llamado a trascender y a destronar a todas las religiones reveladas.

Pero, ¿Quién está detrás de todo esto? En un texto de Claudio de Saint Martín (uno de los más influyentes masones espiritualistas del siglo XVIII) no se deja duda sobre la identidad de la "supremo arquitecto del universo", ni sobre el nombre muy personal que se le debe dar: Lucifer. Incluso Osvaldo Wirth, masón ocultista, ha dejado estas palabras sumamente reveladoras:

"La serpiente inspiradora de desobediencia, de insubordinación y de rebelión, fue maldita por los antiguos teócratas (entiéndase Dios Padre) en el momento que era honrada entre los iniciados (entiéndase Adán y Eva). Llegar a ser similar a la divinidad, tal era el fin de los antiguos misterios. En nuestros días, el programa de iniciación no ha cambiado."

Creación de una Nueva Iglesia

Con su pretensión de una hegemonía universal, la corriente masónica espiritualista se quiere poner evidentemente a la par con la Iglesia Católica. Pero ella no se ha limitado a una actividad de concurrencia en su seno; sus hombres han madurado un complot, han elaborado un plan en el que se expresa la voluntad de suplantar a la Iglesia existente, previendo su sustitución con una nueva iglesia, radicalmente transformada según sus miras.

Es entre 1880 y 1890 que este plan fue elaborado. En aquella época, escribe Pierre Virión en su obra "Misterio de la Iniquidad" de 1967, ciertos grupos ocultistas trabajaban activamente en las grandes órdenes masónicas, invadidas entonces por el materialismo, con el fin de unirlas alrededor de un espiritualismo iniciático, desembocando, en última instancia, en un esoterismo luciferiano. Los clérigos prestaron una activa cooperación, entre ellos: Elifas Levy y el Canónigo Roca, profeta de una nueva iglesia iluminada, la cual, según él, sería "ratificada oficialmente por el último Papa, convertido ya éste al "nuevo Cristianismo". (P.67)

De esta convergencia de esfuerzos, nacieron en Francia tres grupos principales:

1. La Orden Cabalística de los Rosacruces, fundada en 1888 por Stanislao de Guaita, un mago negro cuyo propósito era dar a conocer a la teología cristiana las magnificencias esotéricas ocultistas de las cuales, según él, está llena sin saberlo.

2. La Orden Martinista, fundada en 1890 por Papus. Dice Pierre Virión, que esta es actualmente una de las más peligrosas sociedades secretas, por su poder de corrupción doctrinal en los ambientes católicos. El gran instructor de este movimiento es Saint-Ydes de Abeildre. El propósito de este grupo es establecer un gobierno mundial invisible con el concurso de las potencias ocultas de cada orden y de cada escuela. En su última fase el poder sería ejercido por un "colegio de sabios", compuesto por representantes de las potencias sociales, financiaras, culturales, y que admitiría también sobre una base de rigurosa igualdad a los jefes de todas las grandes religiones, es decir, islamismo, budismo, hinduismo, catolicismo, entre otras. Precisamente la religión católica vendría ser absorbida en este sincretismo universal, presentado este como la única religión del futuro. En el orden político, se establecería un socialismo tecnificado, dividiendo al mundo en zonas geopolíticas.

3. El Simbolismo, representado por Oswald Wirth, quien sustenta un "cristianismo esotérico u ocultista", cuya seducción se ejerce en gran medida sobre católicos que están ávidos de misticismo.

En 1937, los dignatarios del Consejo Supremo de Francia, han emprendido, con Oswald Wirth, la tarea de encontrar sacerdotes católicos, con el fin de preparar el acercamiento entre la Iglesia y la masonería. Asimismo, fuera de Francia se ha establecido un esfuerzo idéntico de penetración del catolicismo en varios países, como por ejemplo Italia, donde se exponía la necesidad de fundar una masonería católica, que pretendía clandestinamente accionar dentro de la Iglesia y sin rebelión abierta. Pero eso sí, una rebelión profunda, una revolución silenciosa.

Estos esfuerzos conjuntos han tenido verdaderos frutos. La etapa de simple diálogo con la masonería, parece ya superada. Lo que se está creando ante nuestros ojos es un clima de convenio y simpatía. Las sectas masónicas se vanaglorian siempre más de contar entre sus miembros a sacerdotes. Este hecho por otra parte ha sido confirmado en el curso de una reciente transmisión radiofónica del gran maestro del Gran Oriente de Francia, el cual precisó, además, que la presencia de sacerdotes en la masonería implica para ellos la obligación de ser dogmáticamente libres…, es decir, liberados del Credo Católico. En el Vaticano, los diplomáticos están presionando por un cambio, por ellos deseado, de la postura oficial de la Iglesia, hasta hoy muy hostil a la masonería.

Todo el trabajo realizado en las Logias Masónicas, particularmente a fin del último siglo, en favor de un espiritualismo de inspiración gnóstica, apunta en definitiva a instaurar un "nuevo cristianismo y una nueva iglesia". "Estamos obligados a construir sobre la base de una documentación rica en certezas, escribe Pierre Virión, que un magisterio oculto conduce a los doctores de la nueva iglesia, inventada en las altas sociedades secretas en este fin del siglo XX."

Este ecumenismo de esta nueva iglesia, no es la nuestra. Mezcla todo junto: el error y la verdad, todas las religiones y todas las ideologías; todas las instituciones y todos los regímenes políticos incluido el comunismo ruso y el chino. Sus teólogos eliminan la acción creadora de Dios, consagrándola como hija del Cristo cósmico que está surgiendo de la humanidad, la cual no recibe más la gracia, sino que la da. Es la humanidad entonces la que pontifica de frente al Papa, porque según ellos la Iglesia de Pedro ha errado… haciendo errar la corriente de la unidad mundial.

Esta unidad mundial, todavía en gestación, pero muy pronto a manifestarse, no deberá de contener nada del espíritu católico de la antigua Iglesia Romana. Esta unidad se va a realizar fuera de la Iglesia Católica Romana y contra ella, pero se presentará como la nueva Iglesia Católica Romana. Será el fruto del espiritualismo masónico, el único que puede asegurar el verdadero universalismo.

Y así estos masones afirman "que el papado (con Benedicto XVI) sucumbirá; y entonces aparecerá un cristianismo nuevo, sublime, liberal, profundo, verdaderamente universalista, absolutamente enciclopédico… un culto universal donde todos los cultos serán englobados. El Dios será la humanidad que a mis ojos se confunde con el Cristo, que es también el universo entero. Al Cristo-hombre sufriente, la Iglesia le sigue en nuestros días el Cristo-Espíritu triunfante" (El Canónico Roca, "La Gloria Centenaria").

Solamente en una sociedad teocrática y que tenga el carácter de la masonería, podrá reunir un día el Islam y la Cristiandad, los hebreos y los budistas, Europa y Asia, todos en un mismo ideal y en una intensa esperanza. Corresponde a la masonería, según lo dicho, el formar la iglesia universal.

Esta es la realidad que estamos viviendo y que nos sumerge de lleno en el peligro incurrido por la Iglesia actual debido a la infiltración masónica.

En 1972 nuestro Señor le decía a la mística Filiola lo siguiente: "¡Se ha dejado conducir a la Iglesia en las manos de un espíritu como masónico…! ¡Oh, sufriremos! Este espíritu difundido ahora en toda la Iglesia, se ha introducido primero, asegura Filiola, en el Vaticano mismo." Desde hace 45 años, ella ve este mal como un cáncer incrustado en el corazón mismo de la cristiandad. El Vaticano hospeda, nos dice, una especie de contra iglesia secreta, compuesta por prelados y dignatarios ganados al espíritu masónico y "espiritualista" (caracterizado, como lo hemos dicho, por un ecumenismo sincretista, antidogmático y por un humanismo muy abierto). Estos personajes bajo máscaras honorables, bajo las apariencias también de un lenguaje ortodoxo, pero ambiguo, intrigan en la sombra, conducen un sutil doble juego, persiguen con método y paciencia un plan concertado.

Suplantar a Cristo

A la luz de cuanto se ha dicho, se pueden entender ciertos aspectos:

1. Se quiere suprimir a Jesús, el Cristo, para poner en su lugar un Cristo como un puro vocablo, un ser abstracto, un mítico; sin ningún interés en cuanto a su existencia histórica, pero que simboliza felizmente al hombre en su camino ascendente hacia la auto-divinización del hombre.

2. Se ha suplantado a Cristo por una proyección subjetiva, privada por lo tanto de cualquier contenido real, concreto; pero útil por la carga efectiva que lleva a través de los tiempos y cuya energía espiritual puede ser recuperada.

3. Se ha suplantado a Cristo por un ser divino concebido en modo panteísta. Es decir, que cada individuo llegue a liberar a su Cristo interior de las misteriosas fuerzas del subconsciente.

4. Se ha suplantado a Cristo por un sutil disfraz del príncipe de este mundo. Bajo la imagen misma de Cristo y bajo el pretexto seductor de una religión más profunda, más pura, más espiritual, más divina… surge el mismo Satanás que va tomando los espíritus de todas las almas.

5. Por eso, es fundamental en este tiempo que entendamos la necesaria adhesión a la humanidad santa de Jesucristo y también correlativamente a la maternidad de María Inmaculada. Esto explica por qué estos dos grandes pilares son las garantías de la integridad y de la autenticidad de la vida cristiana, y al mismo tiempo, se han convertido en tiro al blanco de los golpes más furiosos del enemigo.

Conclusión de lo Dicho

De todo lo que hemos dicho se puede resumir que existe una forma de masonería que ha penetrado en la Iglesia y que pretende transformarla desde el interior; su tesis no es otra que un avivamiento o resurgimiento de un espiritualismo gnóstico, pero adaptado a la cultura moderna. Este espiritualismo masónico tiene características comunes muy singulares:

· Una aversión por los dogmas y una reducción de toda la doctrina católica al orden simbólico.

· La explicación de la fe religiosa como un fenómeno subjetivo, ligado a una experiencia mística y en dependencia estrecha con la cultura del momento.

· Un relativismo moral, con el rechazo de toda norma absoluta.

· En cuanto a los métodos: la voluntad de penetrar en las instituciones de la Iglesia, para irlas modificando sin violencia, bajo la máscara de reformas graduales: una verdadera revolución.

· Y en cuanto a la finalidad: la voluntad de suplantar la Iglesia Católica y de sustituirla con una nueva Iglesia, totalmente otra, que sería fruto de su acción radical.

Todo esto ha sido fruto de una labor profunda de las grandes logias masónicas. El dios único de esta teología se confunde con el hombre y se identifica con la humanidad.

Así, ¿Dónde queda Jesús?, El ha sido despojado de su divinidad. ¿Dónde queda el cristianismo? Ha sido vaciado de su sustancia, de su raíz, de su cultura, de su sacrificio, de su dogma, de su eucaristía.¿Dónde queda Dios? Es una palabra que no significa nada, sino que se confunde con el cosmos y donde el hombre debe identificarse con él a través de una evolución donde surja su divinidad interior.

Una Nueva Iglesia desde la Iglesia Católica y contra la Iglesia Católica

El plan de acción es muy claro: destruir o suplantar a la Iglesia Católica para sustituirla por un organismo universal de tipo sincretista, y políticamente integrado a un Nuevo Orden y Gobierno Mundial.

Y sobre el asalto a Roma de esta iglesia nueva, dice el Canónigo Roca:

"En su forma actual, el Papado desaparecerá… el nuevo orden social se implantará desde Roma pero al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma… y esa nueva Iglesia, aunque tal vez no deba conservar nada de la disciplina escolástica y de la forma rudimentaria de la Iglesia antigua, recibirá sin embargo de Roma la Consagración y la Jurisdicción Canónica" (La Gloria Centenaria pág. 452 y 466. Citado por Pierre Virión. ob. cit. pág. 47).

Este párrafo anterior es clave para entender lo que va a sucederle a la Iglesia a la muerte de Benedicto XVI. Es una nueva Iglesia Católica en Roma que surge de la misma Iglesia fundada por Cristo y que será "ratificada" como tal por un Papa de la nueva iglesia, que en realidad será un antipapa, un Papa falso, un falso Pastor, que se proclamará ilegalmente Papa de la Iglesia y que pretenderá seguir las normas de las Iglesia, al menos por un tiempo, aunque realmente no será Papa legítimo. Será más bien un Papa falso cabeza de una Iglesia falsa, aunque el mundo lo verá como el Papa verdadero de la Iglesia. Por eso la Virgen le dijo al padre Gobbi que surgiría precisamente "un falso cristo y una falsa Iglesia" (17 de junio de 1989). El verdadero Papa sí será cabeza de la Iglesia Verdadera, pero será atacado en su autoridad y legitimidad por la falsa Iglesia y el falso Pastor, el falso "Papa", mientras que la Iglesia verdadera disminuirá de fieles considerablemente.

La Masonería Eclesiástica

Encontramos numerosísimos mensajes de María Santísima en este sentido:

El 29 de junio de 1983 la Santísima Virgen mencionó a través del Padre Gobbi dos instituciones que han sobresalido por sus esfuerzos para destruir a la Iglesia:

"El dragón rojo es el ateísmo marxista que ya ha conquistado el mundo entero y ha llevado a la humanidad a construirse una nueva civilización sin Dios. El 3 de junio de 1989, María Santísima expresaba lo siguiente: "…la bestia negra es la masonería; la bestia negra, obra en la sombra, se esconde, se oculta, tratando de introducirse en todas partes… las siete cabezas de la bestia indican las varias logias masónicas que obran en todas partes de una manera engañosa y peligrosa. Esta bestia negra tiene diez cuernos y sobre los cuernos diez diademas, que son signo de dominio y de realeza. La masonería domina y gobierna todo el mundo por medio de los diez cuernos…"

El 13 de junio de 1989 nuestra Madre Santísima habló de una infiltración de la masonería eclesiástica y el poder que tiene sobre la tierra:

"Desde la tierra acude en ayuda de la bestia negra que surge del mar, una bestia que tiene dos cuernos, semejantes a los de un cordero... La bestia con dos cuernos, semejante a un cordero indica la masonería infiltrada dentro de la Iglesia, es decir, la masonería eclesiástica que se ha difundido sobre todo ante los miembros de la jerarquía. Esta infiltración masónica dentro de la Iglesia ya les ha sido predicha por mí en Fátima, cuando les anuncié que Satanás se introduciría hasta el vértice de la Iglesia. Si el objetivo de la masonería es el conducir a las almas a la perdición, llevándolas al culto de falsas divinidades, el fin de la masonería eclesiástica, en cambio, es el de destruir a Cristo y a su Iglesia, construyendo un nuevo ídolo, es decir, un falso Cristo y una falsa iglesia."

Fundamento Apocalíptico

Precisamente en el libro del Apocalipsis encontramos perfectamente anunciado el surgimiento de estas dos bestias, la que surge del mar y la que surge de la tierra: "Y vi del mar subir una bestia con diez cuernos y siete cabezas, y en sus cuernos diez diademas, y sus cabezas nombres de blasfemia…" (13, 1). Esta bestia del mar representará el poder político, apoyado por la masonería que se opone a todo orden cristiano. Pero junto a esta bestia del mar surge una bestia de la tierra y que San Juan llamará más tarde un falso profeta y que tiene un carácter religioso, y es precisamente lo que María Santísima denomina como la masonería eclesiástica y cuyo fin es poner un falso ídolo, un falso Cristo y una falsa iglesia: "Y ví otra bestia que subía de la tierra. Tenía dos cuernos como un cordero, pero hablaba como dragón." (Apoc 13).

Consecuencias de la Masonería en la Iglesia

Ahora bien, y con objeto de que sea clara la consecuencia del impacto de la masonería dentro de la Iglesia, diremos, bajo de riesgo de ser repetitivos, lo siguiente:

El proyecto masónico ha traído como consecuencia un relajamiento y pérdida de la importancia de la confesión individual; la desvalorización de la eucaristía; que se comulgue de pie y en la mano; un relativismo de la moral; una supresión a todo tipo de sacrificio y penitencia corporal, considerándose como algo exagerado y anticuado; una alteración al sentido del pecado; un mayor libertinaje en la Liturgia; menor piedad y misticismo en las iglesias; disminución notable en oraciones como el Vía crucis, adoraciones, reparaciones eucarísticas, procesiones, etc.; una tergiversación del sentido del sacrificio en la Santa Misa en pro de un mero banquete pascual; disminución del hábito religioso y signo sacerdotal; una aversión a los dogmas; una explicación de la fe religiosa como un fenómeno subjetivo.

Por lo anterior, no es extraño, y aún parece lógico que un gran sector de la Iglesia, tanto de laicos como de sacerdotes, obispos y cardenales propugnen por cambios radicales en la Iglesia, tales como la cesación del celibato sacerdotal y su apertura lícita al matrimonio; la opción de la mujer a aspirar al sacramento del orden sacerdotal; el reconocimiento moral de los medios artificiales de anticoncepción; respeto y reconocimiento a los derechos de homosexuales y lesbianas a ejercer su propia opción de "género", asimilando su unión al vínculo matrimonial y posibilidad de derecho de adopción; una real democracia dentro de la Iglesia que permita una mayor colegialidad otorgando mayores derechos y poderes a las Conferencias Episcopales; replantear ciertos criterios que tienen como base la infalibilidad papal; reconsiderar la posibilidad de voto a los fieles en materia de doctrina y teología, etc.

Todas estas propuestas son una realidad abrumadora en un sector de la Iglesia, parte por esa influencia masónica como por el error e ignorancia al desconocer la verdadera naturaleza de la Iglesia. Es decir, es necesario recordar que la Iglesia Católica es una institución humana y divina, espiritual y visible a la vez (Lumen Gentium # 8). No se olvide que la Iglesia es una institución que proclama la salvación eterna en Jesucristo, por el mandamiento supremo del amor y la participación de los sacramentos. La Iglesia camina en el tiempo pero su fin es sobrenatural, y esta lógica de fondo no comulga con la lógica humana, ni de una empresa, ni de un partido político, ni siquiera de otra iglesia o denominación religiosa.

Así pues, la masonería no sólo desacraliza a la Iglesia sino que pretende elevarse a su mismo nivel, tal y como lo hemos apuntado párrafos arriba. De ahí que en la obra del Padre Malachi Martin El Último Papa (Planeta Española, Madrid, 1996) describa el compromiso masónico para ser realizado por el Último Papa:

"Aquél que mediante este sanctasanctorum, sea designado y elegido como último sucesor al trono pontificio, por su propio juramento se comprometerá, tanto él como todos bajo su mando, a convertirse en instrumento sumiso y colaborador de los constructores – masones – de la casa del hombre en la tierra y en todo el cosmos humano – masonería oculta. Transformará la antigua enemistad – la que se estableció con la serpiente en el Paraíso – en amistad, tolerancia y asimilación aplicadas a los modelos de nacimiento, educación, trabajo, finanzas, comercios, industrias, adquisición de conocimientos, cultura, vivir y dar vida, morir y administrar la muerte. Ese será el modelo de la nueva era del hombre".

Y Así lo profetizó hace más de un siglo Fray Joachim Blumenhagen:

"Cuando el templo masónico brille sobre todo el universo, cuando su techo sea el azul del cielo, los polos sus paredes, el trono de San Pedro y la Iglesia de Roma sus pilares, entonces los poderes de la tierra brindarán esa libertad a las personas que hemos reservado para ellas. Quiera el maestro de este mundo (Satanás) concedernos otros 100 años y alcanzaremos dicho fin" (Malachi Martin. ob. cit. pág. 77).

Por eso, repetimos lo que el Espíritu Santo le inspiró a San Pablo: "Porque ha de manifestarse el hombre de la iniquidad… hasta sentarse en el Templo Santo de Dios" (2 Ts 2, 3 – 4).

Fuente:
http://www.politicaydesarrollo.com.ar/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=
14321&mode=thread&order=0&thold=0