18 marzo, 2006

Oaxaca, sede de dos encuentros de grandes maestros masónicos

• El gobernador Ulises Ruiz Ortiz se reunió con representantes de esa orden
• Del 20 al 24 de marzo, XXVI Congreso Masónico de Grados Filosóficos

Oaxaca, Oax. (México) 16 de marzo.- En el marco de los festejos del bicentenario del natalicio de don Benito Juárez García, del 20 al 24 de marzo se llevará a cabo en esta capital oaxaqueña el XXVI Congreso Nacional Masónico de Grado Filosófico del Supremo Consejo de México, mientras que del 19 al 21 de este mismo mes, la LXXXII Reunión del Consejo Masónico Nacional de Grandes Logias Confederadas, que congregará a integrantes de esta orden de diferentes estados del país.

En reuniones por separado, los organizadores de ambos encuentros invitaron al gobernador Ulises Ruiz Ortiz a presidir las ceremonias de inauguración, ante lo cual el titular del Poder Ejecutivo estatal destacó su interés por participar en las actividades de estas agrupaciones, de las cuales han surgido connotados mexicanos.

El mandatario, quien estuvo acompañado del secretario Técnico, Paulo Tapia Palacios, y del coordinador general de Comunicación Social, Raúl Ávila Ortiz, expresó su total respaldo a la realización de esos congresos, pues consideró que contribuirán a dar realce a la serie de actividades que se desarrollarán con motivo del bicentenario del nacimiento del Benemérito de las Américas, además de promover a la entidad entre los visitantes.

Ruiz Ortiz destacó que en los festejos programados para esta importante conmemoración, a efectuarse a nivel estatal, nacional e internacional, participan intelectuales, políticos, académicos, funcionarios del gobierno federal y de la sociedad.

En primer término, el secretario general del Supremo Consejo de Grados Filosóficos de la República Mexicana, Rodolfo Buitrón Vásquez, informó al gobernante que en este encuentro participarán representaciones de la masonería de todo el país, así como de otras naciones, entre ellas Canadá, Estados Unidos, Chile y el Salvador.

Destacó que es una gran satisfacción participar en la celebración de los 200 años del nacimiento del más ilustre de los oaxaqueños y más universal de los mexicanos, a quien rendirán un homenaje en su tierra natal.

Explicó que durante el congreso, además de los aspectos propios de la filosofía masónica, se abordarán temas como la producción de petróleo, la escasez del agua, el problema de los desperdicios municipales y la educación laica. También se analizará el tema educativo, sobre todo como asegurar que la juventud pueda tener acceso a la enseñanza superior.

Buitrón Vásquez detalló que el Supremo Consejo está apoyando la construcción de escuelas preparatorias en algunas entidades, como es el caso de Coahuila y Tamaulipas, para apoyar a los jóvenes que por diversas causas no han podido tener acceso a instituciones públicas de ese nivel y carecen de recursos para acudir a un plantel privado, y acciones semejantes se podrían llevar a cabo en Oaxaca.

Por otra parte, en una visita de cortesía al Gobernador del Estado, el gran maestro de la Gran Logia Masónica Benito Juárez, Rogelio Cadena Espinosa, invitó al mandatario a la ceremonia de inauguración de la LXXXII Reunión del Consejo Masónico Nacional de Grandes Logias Confederadas, que reunirá a miembros de toda la República Mexicana.

Asimismo, expresó un saludo del presidente de la Confederación de Grandes Logias Regulares de la Republica Mexicana, Nayar Montero Bañuelos, y le agradeció el apoyo para hacer una realidad el libro titulado El poder de la Truya; además, obsequió a Ruiz Ortiz un pintura de don Benito Juárez y una moneda conmemorativa de la Gran Logia.



Fuente:

http://www.oloramitierra.com.mx/
?mod=read&sec=general&id=7372&titulo
=Oaxaca,_sede_de_dos_encuentros_
de_grandes_maestros_mas%C3%B3nicos

Una historia milenaria respalda al futbol como expresión de cultura lúdica popular

Una historia milenaria respalda al futbol como expresión de cultura lúdica popular


Pinturas rupestres apuntan su temprana presencia en Nueva Guinea en épocas prehistóricas y en Egipto, Grecia, Roma y China desde hace más de cuatro mil años

ÁNGEL TREJO

Juego infantil callejero con bolas de trapo, botes de hojalata, cáscaras de fruta o guijarros; deporte reglamentado, espectáculo de masas -el más exitoso a nivel mundial-, negocio de múltiples vertientes mercadotécnicas y eventual recurso de manipulación política, el balompié tiene una milenaria historia durante la que fue ritual religioso, juego de representación guerrera, arte de juglaría y motivo de fiesta popular en pueblos de África, Europa y Asia.

La referencia más remota data de Nueva Guinea, donde pintores rupestres dejaron constancia de una actividad lúdica parecida al futbol. Más recientemente en Egipto, hacia el año 2,500 antes de Cristo, se localizaron pelotas de lino y de cuero de venado rellenas con nervios de mamíferos y envueltas con telas de colores. Los arqueólogos suponen que estas bolas se usaron para jugar un tipo de balompié en ofrenda ritual a algún dios o diosa de la fertilidad del antiguo Egipto.

En Grecia se practicó hace dos mil años antes de Cristo el piskyros o phaininda, un balompié que se jugaba con una bola que primero se hizo de lino y cabello (¿influencia egipcia?), luego con vegijas de cerdo infladas y cubiertas con cuero de venado. Estas pelotas, denominadas follis, se hicieron también con esponjas envueltas con telas y cordeles. El piskiros era practicado al desnudo por hombres y mujeres. Los romanos lo adoptaron al someter a Grecia a su égida imperial.

El harpastum, la versión romana del piskiros, se jugó con balones más pequeños y duros (de ahí su nombre) entre equipos de cinco a 12 jugadores en un campo rectangular partido en dos por una línea central. Cada escuadra debía mantener la pelota en su propio campo y el rival buscaba quitársela y llevarla al suyo. Se usaban más las manos que los pies y se presume que de él derivaron el futbol multitudinario, el soule, el calcio y el rugby.

En 2004, con ocasión del Foro Mundial del Futbol celebrado en Pekín, China, el presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), Joseph Blatter, hizo algo que tuvo poca repercusión mediática: reconoció al cuju o tsu chu -un tipo de balompié surgido en la ciudad de Zibo, la provincia de Shandong, entre los siglos VIII y V antes de Cristo- como la versión más antigua del futbol y declaró a China como cuna mundial de este deporte.

En dicha oportunidad, Blatter recibió del Instituto de Investigación Arqueológica de la Academia de Ciencias de China pruebas que demostraron que el cuju -practicado con un balón de ocho a 10 gajos de cuero de buey en un campo rectangular con porterías y bajo el régimen de 25 reglas- data del periodo de los Estados Combatientes (475-221 a.C.) y que en la dinastía Tang (618-907 a.C.) gozaba de gran popularidad en el pueblo chino, prolongándose su práctica varios siglos después de la nueva era.

En un periodo ligeramente posterior (entre el año 300 a. C. y el 600 d.C.) en Japón se desarrolló el kemari o kenatt, un balompié en el que ocho personas o menos se disputaban un balón de cuero relleno de aserrín que tenía un diámetro de nueve a 10 pulgadas. El campo, de forma rectangular con un arce, un pino, un sauce y un cerezo en cada esquina, se llamaba kikutsubo. Fue muy popular entre los siglos X y XVI, algunos emperadores lo practicaron y hoy se juega como reminiscencia histórico-cultural.

Existe la versión de que en el año 50 antes de Cristo hubo un encuentro internacional entre jugadores chinos de cuju y japoneses de kemari, el cual habría sido el primer intercambio mundial de balompié, del que hay otras versiones aproximadas como el pasuckuakohowog, una especie de simulación de guerra entre bandos de mil personas practicada por indios de Norteamérica (siglo XVI) y el asqaqtuk, un futbol esquimal ejecutado sobre hielo con bolas de pelo yerba y musgo envueltas en pelo de caribú.

La lista de prácticas de balompié puede ser muy larga, toda vez que existe la presunción de que en la antigüedad habría habido tantas formas de jugar con los pies como culturas y civilizaciones hubo en el pasado, cada una con objetos de juego diferentes -piedras, semillas, bolas de cuero, pelotas de goma, etc-, espacios de desplazamiento, metas, marcadores y reglas de juego.

La versión del balompié que prevalece hoy a nivel mundial -futbol soccer- se configuró en 1846-48 en el Trinity College de Cambridge, Inglaterra, cuando se elaboraron las primeras 17 reglas que debían regirlo y distinguirlo de expresiones similares -específicamente del rugby- que se practicaban en Gran Bretaña, Gales, Escocia, Irlanda y Normandía y que habrían derivado del futbol multitudinario y el harpastum y antes, por supuesto, del episkyros y el anónimo balompié egipcio.

El futbol multitudinario, al parecer el patrón básico e histórico del balompié británico, se jugaba con base en dos equipos con número ilimitado que se disputaban la posesión de un balón para llegar, a través de calles y plazas, al mercado o plaza central del pueblo. Era tan violento que los domicilios se pertrechaban con barricadas para evitar su destrucción y la vista de hechos de sangre entre los jugadores. En el siglo II se le llamó shrovide y con él se celebró el retiro imperial de los romanos de Gran Bretaña.

Otra conseja afirma que emergió del revanchismo británico contra el dominio vikingo y que el balón original habría sido la cabeza cercenada a un príncipe de Dinamarca. Una tercera lo vincula a un ritual que simbolizaba una ofrenda al Sol, representado por el balón, para propiciar buenas lluvias y cosechas. Entre los siglos VII y IX el futbol multitudinario fue intensamente popular en Gran Bretaña y hacia el siglo XI se mezcló con el soule, llevado a la isla por los invasores normandos.

Este intercambio lo hizo aun más agresivo y entre 1280 y 1312 sus jugadores se armaban con cuchillos al cinto, provocando encuentros mortales. Esta situación lo llevó primero a la prohibición y luego a una regulación estricta dictada por el rey Edward III en 1314. A partir de 1349 hubo nuevos intentos de los reyes Richard II, Henry IV, Henry VI y Jaime II por frenarlo, sin conseguirlo. En el siglo XVII Carew de Cornwall trató de desbravarlo con nuevas reglas de juego, pero fue hasta mediados del XIX cuando surgió su formulación moderna reglamentada.

Su nacimiento oficial ocurrió el 23 de octubre de 1863 en la Freemmason's Tabern, en la calle Great Queen de Londres, con la fundación de la Football Asociation de Inglaterra. La primera reglamentación del soccer -establecida con acuerdo de 11 de los 12 equipos pioneros en la Taberna de los Masones Libres- conservó mucho de lo que aún tenía del rugby (las escuadras podían integrarse de 15 a 60 jugadores) y fue hasta 1870 cuando se redujeron a 11 por equipo y se prohibió a los jugadores de campo tocar el balón con las manos.

El soule apareció en el siglo XI en Normandía, la Francia vikinga, y el calcio en Italia entre los siglos XIV y XV, ambos con notables similitudes con el juego británico que más tarde derivó en el rugby del que desprendió el futbol. El calcio se jugaba -aun se practica una vez al año en Florencia- entre bandos de 27 elementos mediante la disputa de una pelota de cuero rellena con crines de caballo, la cual tenía que ser llevada con pies y manos a la meta contraria.



Fuente:
http://www.noticias-oax.com.mx/
articulos.php?id_sec=10&id_art=
39965&id_ejemplar=1062

17 marzo, 2006

Benito Juarez

Por. ANTONIO MARIN
Reportero de NOTIVER

En vísperas del bicentenario del natalicio del indio de Gelatao, Benito Juarez García, —que la Gran Logia Unida Mexicana de Veracruz, conmemora el viernes—, el edificio donde el ex Presidente de México, redactó la Leyes de Reforma, esta totalmente abandonado.

El inmueble, ubicado en la calle de Morelos 33 entre Montesinos y Constitución, en el “corazón” del centro histórico, presenta un avanzado estado de deterioro, debido al criminal abandono institucional.

El cual, en algún tiempo dió albergue a la delegación estatal de la PGR, ahora ha sido víctima del pillaje, de donde se han robado la tubería de cobre, las ventanas de maderas y la verja de hierro perimetral.

La estructura que comprende un edificio de dos niveles, con patio central y escaleras interiores, presenta un visible estado grave de deterioro en su obra civil.

Producto del abandono y la falta de mantenimiento, el edificio es propiedad del gobierno estatal.



MASONES.

Por otro lado y en este mismo contexto, el doctor Guillermo Cinta Cerdan, informó a NOTIVER, que con motivo de los 200 años del nacimiento del Benemérito de Las Americas, la logia unidad de Masones de Veracruz, convocaron a una Gran Tenida Blanca, a la que confirmó su asistencia el gobernador Herrera, para el día 17 a las ocho de la noche.

Según el programa, se preveen tres intervenciones, el orador Daniel Gonzalez Rodriguez, el profesor Juan Moreno Hernández y cronista de la ciudad Antonio Salazar Paez.

CEREMONIA.

Por su parte, la municipalidad informó que el próximo 21 de marzo los integrantes del Cabildo izarán la bandera en el hemiciclo a Juarez en la Plaza de la República, donde depositaran una ofrenda de flores.

PROGRAMA.

A las 12:30 un contingente militar de la Armada de México partirá del Faro de Carranza, transitará por Mario Molina, doblará por Zaragoza, continuará por Morelos y finalizará su recorrido en la calle de Marina Mercante.

Asimismo, la Secretaría de Marina, depositará una ofrenda floral en alta mar y a las 14:30 horas se realizará en el Museo Naval una muestra gastronómica y de trajes típicos de Oaxaca.
SE.
Asimismo, en algunas escuelas como la secundaria “Miguel Alemán” organizan festivales y encuentros literarios para recordar al Benemérito de las Américas en el bicentenario de su nacimiento.


Fuente:
http://www.notiver.com.mx/
index.php?id=19412

16 marzo, 2006

Homenaje masónico en la muerte del maestre Pedro Rodríguez

R.C.
LAS PALMAS.
Ayer falleció Pedro Rodríguez, profesional del sector turístico, actualmente era director de del Hotel Parque Tropical, y gran maestre de la Gran Logia de España. Con la tradicional cadena de unión entre los integrantes de diversas logias, recibió un emotivo homenaje de quienes le conocieron en vida en el Tanatorio San Miguel, en Las Palmas de Gran Canaria. Un tanatorio que se convirtió en un hervidero! de personalidades que le conocían personalmente a este brillante humanista.

La muerte de Rodríguez se debe a una grave enfermedad que se le presentó el pasado mes de diciembre. Aspiraba precisamente a jubilarse este año, que tenía previsto aprovechar para ordenar diversa documentación sobre la historia de la presencia de la masonería en las Islas. Legado que, al margen del humano, deja en manos de la periodista Raquel Rodríguez, redactora de Media Report, y de Conchi Rodríguez, empresaria de las artes escénicas y la música.

Amigo de personalidades de la reciente historia de las Islas Canarias como Ramón Echarren o el que fuese alcalde Juan Rodríguez Doreste, contaba entre sus amistades con personas de diferente credo.

Fue precisamente en este sentido donde intentó siempre acercar posiciones o hacer comprender que ser masón no significaba ser contrario a los postulados de la Iglesia católica.

Un proyecto truncado

Entre algunas de sus prioridades, Pedro Rodríguez, tenía previsto cumplir su sueño de llevar a cabo la construcción de un recinto para personas mayores en la localidad grancanaria de Telde e intensificar el papel de la masonería en el desarrollo del Archipiélago desde su posición en la logia Andamana 14.

Fuente:
http://sevilla.abc.es/sevilla/
pg060315/prensa/noticias/Canarias/
Canarias/200603/15/NAC-CAN-301.asp

Allende y Bachelet

CARTAS AL DIRECTOR
Allende y Bachelet
Rodrigo Matus Risco/Presidente del Centro Cultural de Chile Pablo Neruda. Bilbao

En estos días la democracia chilena ha cumplido con su ceremonia republicana del cambio de mando. Momento histórico, impensable para un país pequeño y lejano, pues por primera vez en la historia será una mujer quien conduzca los destinos de Chile. Médico pediatra, socialista, agnóstica, separada y madre soltera configuran la historia personal de esta mujer que conquistó el corazón de los chilenos con su sencillez, su estilo asertivo y cercano a la gente. Hace 32 años, un 12 de marzo, el padre de la nueva presidenta de Chile, el general del aire Alberto Bachelet Martínez, falleció en la cárcel pública como consecuencia de graves torturas. Pagaba de esta forma su lealtad con el Gobierno de Salvador Allende. La lealtad del general Bachelet era expresión de ese honor militar y de la doctrina que prestigió a Chile y a sus Fuerzas Armadas por su profesionalidad, pero también, por ese título de hermanos que unía a Salvador Allende y al general Bachelet como masones. La presidenta Bachelet ha recordado, en su primer discurso, a su padre, su presencia y su ejemplo. Ha recordado también a Salvador Allende. Chile seguirá avanzando, con me-moria histórica para aprender de su pasado, pero sin renunciar al promisorio futuro que tiene hoy en sus manos.

Fuente:
http://www.elcorreodigital.com/
alava/pg060315/prensa/noticias/
Cartas_OPI_ALA/200603/15/ALA-OCA-364.html

15 marzo, 2006

“La Heráldica y la Masonería”

Por el: R:. H:. José Guzmán Estrada
Vall:. de Lima, 10 de marzo del 2006 e:. v:.


I. INTRODUCCION.

El uso de la emblemática y de los Escudos de Armas en Europa, tanto en la Edad Media como en el Renacimiento, era común entre los nobles de nacimiento y de privilegio, es decir, los que a pesar de no ser nobles de sangre obtenían títulos de nobleza por su valor en las guerras. El Escudo de Armas representaba la nobleza y el honor del nombre o nombres de familia y era un privilegio otorgarlo por el rey. Los Escudos de Concesión, eran otorgados por un soberano a súbditos beneméritos o a instituciones de prestigio.

Sellos, cartas, resúmenes, patentes, estandartes, medallas, mandiles, collarines y diplomas masónicos, y su rica iconografía pueden hoy día parecer curiosas, incluso anacrónicas según los usos del mundo profano.

Su utilización está sin embargo generalizada dentro de las sociedades tradicionales. Estos antiguos usos en cierta forma han ido desapareciendo dentro de la sociedad moderna, pero ellos han podido subsistir dentro del universo de las logias masónicas. Aquella es particularmente una verdad de la heráldica y de la sigilografía, de que las logias masónicas han realizado en todos los tiempos un abundante uso.

Poco conocida, la tradición heráldica y sigilográfica de la masonería operativa es sin embargo ésta bien real. Aquella sera naturalmente una de las principales fuentes de la heráldica de la francmasonería especulativa.

II. BREVE HISTORIA.

Algunas decenas de sellos de los masones medievales nos han llegado intactos hasta nuestros días. Ellos presentan por lo general en sus composiciones utilizando las herramientas del albañil: Principalmente el martillo tallando, la escuadra y la trulla. El compás extrañamente ausente, aparece primero como un atributo de los carpinteros.

En los siglos XV y XVI, se encuentran también – especialmente dentro del dominio germánico – los blasones con marcas, es decir presentan dentro del escudo una señal de tallador de piedra o de masón.

En 1472 el “rey de Armas de Inglaterra” (nombre asignado al funcionario público a quien le esta encomendado el registro de los blasones, la formación de los nuevos que se vayan concediendo y la observancia de las leyes heráldicas) acordó darle a la Compañía de Masones de Londres un “blasón de sable (esmalte heráldico de color negro) formado por dos piezas unidas en ángulo agudo de plata, que encerraba tres torres en si misma y añadido de un compás del primero”. Estas armas (escudo) serán utilizadas por los masones operativos y los primeros francmasones aceptados de Inglaterra.

(Vale la pena destacar el breve artículo de C. Batham sobre la Compañía de los Masones de Londres, que "puede de hecho pretender razonablemente ser el principal eslabón, si no el único, de la cadena que se extiende desde los talladores de piedra medievales hasta los masones francos y aceptados de los que descendemos". Todo ello según los documentos que quedan a partir de 1620, pues excepto un documento con el Escudo de Armas, producido por ella en 1472, se perdió todo, parece ser que con la antigua casa en el incendio de 1666, reconstruida dos años más tarde).

En Francia, el “Armorial” (recopilación de los escudos de armas de una nación, provincia o familia) de 1696 guarda los numerosos blasones de las comunidades de masones. Los temas dominantes son siempre las herramientas como en las ciudades de Rethel, Beaulieu, Tours…, o de los santos como los Cuatro Coronados en la ciudad de Dunkerque, y en la ciudad de Montpellier con el Cristo en Ascensión (la Ascensión es frecuentemente la fiesta de los talladores de piedra).

Dentro de la masonería operativa antes del siglo XVIII, el tema iconográfico de la escuadra y del compás entrelazado o entrecruzado aparece marginal. El parece ausente en Inglaterra y uno no lo encontrara mucho, salvo bajo el dominio germánico.

En Francia, uno encuentra sin embargo testimonios escritos, tales como el del blasón de los compañeros talladores de piedra de Paris, publicado en 1663, donde se indica que aquellos compañeros estaban en transito como talladores de piedra de Avignon.

Al aparecer la masonería moderna, la francmasonería especulativa británica vuelve a tomar las armas de la Compañía de Masones de Londres, hecho que deviene en el blasón oficial de la primera Gran Logia.

En noviembre de 1737 “Charles Radclyffe”, conde de Darwentwater (…) Gran Maestro de la Muy Antigua y Muy Ilustre Sociedad de Francmasones dentro del reino de Francia, establece una patente a favor del barón Scheffer. Este primer documento masónico presenta en su encabezamiento un compás y una escuadra entrelazados.

Las más antiguas diplomas, cartas o patentes de la francmasonería francesa que se encuentran conservadas se remontan a los años 1740. En aquella época, uno no encuentra en general, más que motivos simbólicos solo en los sellos de cera o lacre que validan el o los documentos. Estudiando las muestras presentadas por la serie francmasónica heredada y que se guardan celosamente en la Biblioteca Nacional de Paris, uno se podrá dar cuenta que aquellos sellos utilizan sólo las armas del conde de Clermont, bajo cuyo nombre del cual se otorgaban las patentes, con los motivos genéricos de la emblemática masónica (columnas, escuadra, compás, parvis del templo, nivel…). La utilización seguida o recurrente del sello del conde de Clermont invita posiblemente a reconsiderar la opinión generalmente recibida sobre la cual este conde apenas se intereso uno o dos años por las logias. El no deja inmediatamente de ejercer más que un padrinazgo lejano, después de ser finalmente completamente desinteresado de las actividades de la Orden.

La utilización de su sello y de sus armas, supone un acuerdo (pudiendo ser mínimo) de su persona.

A partir del año 1760, las temáticas de heráldica y de sigilografía masónica se multiplican. La primera Gran Logia de Francia se dota de un sello oficial.

Seguidamente, se empiezan a desarrollar en Europa composiciones con temas sofísticos que se ponen en escena para realzar los atributos simbólicos de los más Altos Grados de la Masonería.

Los Altos Grados, introducen adicionalmente otras mayores consideraciones temáticas iconográficas dentro de la heráldica masónica. Así tenemos, que a través de sus capítulos, consejos, tribunales y consistorios van a importar y traer para la Masonería los usos heráldicos de las Órdenes de Caballería. Asimismo los Altos Grados también impregnaron la emblemática masónica con temáticas iconográficas del hermetismo, como por ejemplo los siete planetas en correspondencia con los siete metales.

De otro lado, vale la pena destacar que con el título distintivo de “La Heráldica” (d’Heraldica), existe actualmente en Paris una Logia de Investigación consagrada exclusivamente al estudio de la heráldica y de la sigilografía masónica.


III. LA HERALDICA EN GRAN BRETAÑA.

La Heráldica en Bretaña era un arte o ciencia, desarrollada por sabios y oficiales especialistas, la Heráldica está fundada en el derecho civil. Un Escudo de Armas era en esencia una patente determinada por cuadros y dispositivos, tenía carácter oficial y contenía información sobre el pasado y el origen de una familia; y subsecuentemente los especiales privilegios a menudo de valores destacados, indicando determinado origen, un Escudo de Armas más que una insignia o una decoración; así como un documento o una Carta de Constitución Legal que confirma propiedad de bienes y territorios, un Escudo de Armas era un documento que confirmaba la propiedad y el beneficio de ciertos honores, privilegios, y títulos.


La Gran Logia de Inglaterra (1717) adoptó como su sello el antiguo sello de la Sociedad de los Masones de Londres; Laurence Dermott adoptó para la Antigua Gran Logia (1751) un sello que él encontró en un trabajo de Jacob Jehudah Ben León o Leoni, un estudioso hebreo por el que él manifestaba siempre una gran reverencia; es posible que el dispositivo así escogido fuera recomendado también porque contenía relación indirecta con los Grados del Real Arco.

IV. EL ESCUDO DE ARMAS DE LA GRAN LOGIA UNIDA DE INGLATERRA.

El Escudo de Armas es una combinación de los modelos, "Moderno y Antiguo" de las Grandes Logias Inglesas.

La primera Gran Logia o de los Modernos, fundada en 1717, adoptó el Escudo de Armas concedido en 1472 a la Compañía de los Francmasones de Londres (los tres castillos y compases)

En contraposición, la Gran Logia rival formada en 1751, conocida como “Atholl” o “Antigua”, asumió como Escudo de Armas, el hombre, león, buey y águila, el mismo qué se alega haber sido diseñado por Jacob Jehudah Ben Leoni quien destacó hacia fines del siglo XVII.

Los dos Escudos de Armas fueron combinados cuando la unión de las dos Grandes Logias, en 1813, adicionándole en el jefe, (cresta) el Arca y dos querubines, qué se adaptaron con los rombos heráldicos antiguos.

La representación del Escudo de Armas fue muy diversa, la mayor variación se notaba en el plano y los colores, para 1918, se universalizaron el diseño consiguiendo la uniformidad de su uso. Su Majestad, el rey George V, concedió cortésmente y con agrado su venia para el uso de ese Escudo de Armas, el que hasta entonces se había usado sin su autorización, la decisión Real incluyó el permiso para agregar en el borde los leones rampantes, nato e indiscutible indicativo del Escudo de Armas de la Casa Real, decisión que confirmaba la larga e íntima asociación de la Casa Real con nuestra institución masónica.

Blasón (Del Escudo de Armas de la Gran Logia Unida de Inglaterra):

Por el gules pálido (rojo) y el tercio del azul celeste y jefe y, sobre el galón, enrocan los tres castillos de plata, un par de compases se extienden sobre el tercio del lado siniestro. En el segundo tercio hay una cruz hasta el vértice del cuarto espacio. El tercio inmediato esta representado por un león rampante y un sable en yugo pasante y, en el tercero, un hombre con las manos elevadas. El quinto esta vestido de rojo, una túnica alinea con el armiño, y en el cuarto, un águila con las alas desplegadas: Todo el borde del primero, figura con ocho leones guardianes. La Cresta en una corona de colores, una representación de una Arca figura apoyándose en ocho lados, a cada lado figura un querubín con el lema encima en caracteres hebreos 'la Santidad al Señor':

La descripción heráldica puede darse en el idioma ordinario como sigue:

El Escudo está verticalmente dividido en dos mitades. La izquierda es de color roja (gules), lleva puesto un galoneado color plata donde se extiende un par de los compases color oro: Sobre el galoneado, figuran dos castillos de plata, con un tercero debajo. El lado diestro del Escudo esta dividido en el cuarto por una cruz que se estira, es decir cada brazo de la cruz es igualmente dividido a lo largo de su longitud y coloreado alternadamente en verde y plata. El primer cuarto de este lado del Escudo tiene un color azur (azul), en que hay un león dorado; el segundo cuarto tiene color oro en que hay un buey negro; el tercer cuarto también tiene color oro y en hay un hombre con sus brazos elevados. Está vestido con una túnica color verde (sinople), sobre la que lleva otra túnica color carmesí y armiño. Su cara, manos y pies están en color natural. El cuarto campo tiene color azul, en que hay un águila dorada con sus alas extendidas.

Alrededor del Escudo hay un borde rojo con ocho leones dorados en actitud ambulante, con sus patas o piernas delanteras levantadas.

El jefe (cresta) - consiste en una Arca dorada, sostenida por dos querubines. Éstos tienen la parte superior del cuerpo en color carne, llevan cubierta la parte baja con piel castaña. Sus alas son doradas, y sobre ellos, en hebreo, el lema: “La Santidad al Señor”. El fondo del jefe (cresta), consiste en rayos dorados de luz que irradian alrededor del Arca. El jefe tiene adelante una "corona de colores". La corona esta dividida por colores oro y rojo.

Los querubines aparecen coloreados en el jefe (cresta)

El Lema - "AVDI VIDE TACE" se muestra en letras de oro sobre una cinta azur (azul). Que su traducción al idioma castellano seria: “Escucha, Mira, Calla”.


V. LOS ESCUDOS DE ARMAS DE LAS GRANDES LOGIAS EN NORTE AMERICA.

Desde la Constitución de los Estados Unidos la existencia de aquellas atribuciones y derechos dejó de reconocerse en dichos títulos, la Heráldica en América ha sido una afición o una rama menor de las artes.

Cada una de las Grandes Logias de los Estados Unidos tiene un sello oficial; los cuales se han diseñado según las estrictas reglas de la heráldica; otros son intentos de acercarse a ella, pero sin ninguna precisión de dichas reglas; pero algunos se encuentran bastante alejados de este arte. Uno de los sellos que se ha usado para California, y el sello de Nueva York son similares al sello de la Antigua Gran Logia.

En Montana, Vermont, Kansas, Dakota del Norte se usan imágenes de los paisajes locales, en Montana se destacan por sus altas colinas y profundas cañadas, la de Dakota del Norte nos hace imaginar los vados del río Jordán. Se destacan grandes columnas en los usados por Connecticut, Delaware, el distrito de Columbia, Florida, Kentucky, Louisiana, y otros nueve o diez más. En algunos diseños las columnas están rematadas por esferas o globos, otros no lo tienen. Alabama, Arkansas, Indiana, y Utah tienen dos columnas que están unidas a la cima por un arco redondeado; Wisconsin tiene las cinco órdenes de arquitectura. Estas listas son sugestivas, no exhaustivas, y los diseños están sujetos a cambios. Se repiten dos errores en unos diez o doce diseños: Las pulgadas marcadas en la escuadra, que son las de un carpintero; y los divisores que se usaron donde se pensaron estuvieran los compases.

. El Collar o Collarín Masónico.

Es el ornamento llevado alrededor del cuello por los oficiales de la Logia al que se suspende una joya que es indicativo de la jerarquía del usuario. El color del collar varía en los grados diferentes de Francmasonería. El de una Logia simbólica es azul; de un Past Venerable es púrpura; de un Masón del Arco Real es escarlata; de un Maestro Secreto es blanco con bordes negros; de un Maestro Perfecto es verde, etc. Estos colores no son arbitrarios, pero cada uno es acompañado con determinadas significación simbólica. En los Estados Unidos de Norte América, el collar llevado por los Grandes Oficiales de la Gran Logia, son propiamente púrpura perfilados en oro. En la Gran Logia de Inglaterra, los Grandes Oficiales llevan cadenas de oro o de metal en lugar de los collares, pero en otras ocasiones, collares de cinta azul unidas, de cuatro pulgadas ancho, bordados o llanos. El uso del collar en la Francmasonería, a manera de una decoración oficial, es de muy antigua data. Una regulación determina que su forma debe ser triangular; y que debe terminar en el pecho en un punto. Su referencia simbólica es evidente. El Collar Masónico se deriva de las prácticas de la heráldica; estos no sólo son usados por los funcionarios municipales y por los funcionarios del Estado, sino también por los caballeros de varias órdenes como una parte de su investidura.

VI. EL ESCUDO PATRIO DEL PERU.

. El primer Escudo de Armas del Perú independiente:

El primer Escudo de Armas del Perú, fue creado por el general don José de San Martín y Matorras, cuando creó la primera Bandera del Perú Independiente. En el Decreto dado en el Cuartel General del Ejército Libertador del Perú en Pisco, el 21 de octubre de 1820, menciona: "Por cuanto es incompatible con la Independencia del Perú la conservación de los símbolos que recuerden el dilatado tiempo de su opresión, se adoptará la primera bandera del Perú, y en ella una corona de laurel ovalada y dentro de ella el sol, saliendo por detrás de sierras escarpadas que se elevan sobre un mar tranquilo. El Escudo puede ser pintado o bordado, pero conservando cada objeto sus colores: A saber, la corona de laurel ha de ser verde, y atada en la parte inferior con una cinta de color oro; azul la parte superior que representa el firmamento; amarillo el sol con sus rayos; las montañas de un color pardo oscuro, y el mar entre azul y verde. Lo dispuesto tendrá valor hasta que se establezca en el Perú un Gobierno General por la voluntad libre de sus habitantes" (Gaceta de Gobierno de Lima Independiente Núm.14, del sábado 25 de agosto de 1821)

. El segundo y actual Escudo de Armas del Perú.

El Congreso Constituyente del Perú, presidido por Gregorio Paredes, dicta la Ley del 25 de febrero de 1825, en la que establece el nuevo ESCUDO DE ARMAS del Perú de la siguiente manera : "Considerando que es necesario fijar el Escudo de Armas que distinga a la Nación, se decreta: Las armas de la Nación Peruana constarán de un Escudo dividido en tres campos: Uno azul celeste a la derecha, que llevará un vicuña mirando al interior; otro blanco a la izquierda, donde se colocará el árbol de la Quinua, y otro inferior y más pequeño, en que se verá una Cornucopia derramando monedas, significándose con estos símbolos, las preciosidades del Perú en los tres reinos naturales. El Escudo tendrá por timbre una corona cívica, vista de plano, e irá acompañado en cada lado de una bandera y un estandarte de los colores nacionales" (Gaceta del Gobierno, Núm. 22 tomo 7 del jueves 10 de marzo de 1825).

El Presidente del Perú, Augusto Bernardino Leguía, con fecha 11 de diciembre de 1922, en la Casa de Gobierno decreta el Reglamento para el uso de la bandera y del Escudo de Armas, conforme a lo prescrito en la Ley del 25 de febrero de 1825. (E. Costa y Cavero, Las Banderas y Escudos del Perú, Lima 1921- Pág. 31).

El general de brigada Manuel Apolinario Odría Amoretti, Presidente de la Junta Militar del Gobierno, el 31 de marzo de 1950, en Lima en la Casa de Gobierno, dicta el Decreto N° 11323, en el cual dicta normas para el empleo y confección del Escudo Nacional, Gran Sello del Estado, Bandera Nacional, Pabellón, Estandarte y Escarapela en vigencia. Este Decreto tiene como finalidad establecer la uniformidad indiscutible de los símbolos de la Nación, conforme a lo dispuesto por la Ley del 25 de febrero de 1825, en cuanto a colores, forma y componentes. Sobre el Escudo menciona: El Escudo Nacional que constituye el Gran Sello del Estado, se usará siempre completo, es decir con su timbre acompañado, en cada lado, por una bandera y un estandarte de los colores nacionales; aboliéndose el uso del Escudo con las ramas de palma y laurel a excepción del usado en el Pabellón Nacional que llevará el escudo con su timbre y dos ramas, una de palma a la derecha, y otra de laurel a la izquierda, entrelazadas en la parte inferior y abrazándose al escudo. El Escudo tendrá la proporción de cuatro para el alto y tres para el ancho; trazándose en la mitad del alto la línea transversal que separa al campo inferior de los dos superiores que serán de igual tamaño.

VII. EL ESCUDO DE ARMAS DE LA GRAN LOGIA DEL PERU.

Fue establecido en los prolegómenos de la creación de la Gran Logia del Perú en 1882, y éste se tomó en parte al primer Escudo de Armas patrio creado por Jose de San Martín (el sol radiante) y la corona de los laureles con olivos, añadiéndole una mixtura del segundo Escudo de Armas (los tres campos que representan a los reinos de la naturaleza) y se le agrego a la derecha el Escudo de Armas de la Compañía de Masones Constructores de Londres de 1472 con sus tres torres vigías.

Bibliografía Consultada:

. Boutell, Charles. “La Heráldica, Histórica y Popular”, 3ra. Ed.; ilustrada; Richard Bentley, Londres, Eng.; 1864.

. Fox Davis, Arthur C. “Una Guía Completa sobre la Heráldica”, Dodge Pub. Co.; Nueva York.

. Mackey, Albert Gallatin. “Enciclopedia de la Francmasonería”. Ed. Grijalbo, México.

. Meier, Walter F. "The Heraldry of Masonry".

. Papeles Masónicos, Logia de Investigación, Nº 281; Seattle, Washington; 1943.

. Robertson, John Ross. Estudio caracterizado en el capítulo de la Heráldica Masónica en su Historia de la Franc Masonería en Canadá.

. Saunier, Eric. “Encyclopedie de la Franc-Maçonnerie”. Ed. Roselyne de Ayala. Paris France 2000.


. Ziebler Eugenio. “La Heráldica en América”, Bailey, Banks & Biddle Co.; 1895




Fuente:
Lista masonica Mandil

¿QUE ES LA MASONERÍA?

Por José Antonio Ferrer Benimeli, sacerdote miembro de la Compañía de Jesús
Profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza


La Masonería es un fenómeno histórico que está presente constantemente a lo largo de estos tres últimos siglos. Y sin embargo pocos temas, incluso hoy día, se manifiestan tan polémicos y controvertidos. El famoso contubernio judeo-masónico-comunista llegó a hacerse familiar, si bien muy pocos sabían de hecho lo que significaba o intentaba camuflar. La masonería se había convertido en un recurso fácil sobre el que echar la culpa de todo lo malo, tanto en el terreno político, como en el religioso, social, e incluso histórico.

Hoy día ya empiezan a ser numerosas las publicaciones que se ocupan con un criterio científico, histórico y objetivo de esta asociación más discreta que secreta, a pesar de que la Real Academia de la Lengua le haya definido, en 1979, como una Asociación secreta de personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan emblemas y signos especiales y se agrupan en entidades llamadas logias. Definición que ha venido a sustituir la que, quizá excesivamente simplista, se recogía en el Diccionario de la misma Real Academia, donde la masonería se definía como una asociación secreta en que se usan varios símbolos tomados de la albañilería, como escuadras, niveles, etc.

Entre la historia y la leyenda.

Pero, ¿Es en realidad una asociación secreta? ¿Su fraternidad es exclusiva? ¿Cuál es la ideología o el credo masónico? Y sobre todo, ¿Cuál su verdadero impacto en nuestra historia? ¿Hasta dónde llega el mito, y dónde empieza la realidad?

Se habla poco de la masonería medieval operativa, constructora de catedrales, y se ha novelado demasiado la nueva masonería especulativa o filosófica, nacida en Londres, en 1717. Se insiste mucho en el anticlericalismo masónico, y a veces se olvida el antimasonismo clerical. Se ha insistido en la importancia de la masonería en el siglo XVIII español, cuando de hecho apenas existió al estar severamente prohibida y perseguida, desde 1738, por la Iglesia católica, a través del Tribunal de la Inquisición, y por los reyes de la época, en especial por Fernando Vl y su hermano Carlos lll cuya obsesión antimasónica tan sólo se puede comparar a la que en el siglo XIX tuvo Fernando Vll, o en el siglo XX el general Franco. Se habla del influjo masónico-liberal en la elaboración de la Constitución de 1812, y se silencia que las cortes de Cádiz, por medio del Consejo de Regencia, prohibieron la masonería en 1812.

Se repite hasta la saciedad la vinculación masónica de los próceres de la independencia de la América española, en especial la de Bolívar, olvidando que, en 1828, el mismo Bolívar prohibió la masonería en Bogotá. Se confunden logias masónicas con logias patrióticas, o si se prefiere se identifican las sociedades patrióticas con las sociedades secretas, y a éstas, sin más, con la masonería. Se dan listas interminables de ilustres políticos, militares, intelectuales y artistas masones que nada tuvieron que ver con la masonería, como Floridablanca, el conde de Aranda, Jovellanos, Urquijo, Daoiz y Velarde, Palafox, Espoz y Mina, Castaños, Porlier, Torrijos, el Empecinado, Mendizábal... y tantos otros y sin embargo se silencian otros personajes ilustres que sí fueron masones como Santiago Ramón y Cajal, Tomás Bretón de los Herreros, Juan Gris, Arturo Soria, Juan de la Cierva, etc. También se insiste en la importancia de la masonería en la preparación de la revolución de 1868 y en el advenimiento tanto de la primera, como de la segunda República, cuando lo correcto sería preguntarse si más bien no fue la masonería la que se benefició de esas situaciones políticas que implantaron una libertad antes inexistente. Se identifica la masonería con el comunismo, cuando hoy día en los únicos lugares donde está prohibida la masonería --junto al Irán del Ayatolá Jomeini-- son los países comunistas, según decisión adoptada ya en 1921 en el tercer Congreso de la Tercera Internacional.

Sin embargo la masonería, o si se prefiere el ideal masónico, sí tuvo algo que ver con la difusión de ciertas ideologías más o menos conexas con el mundo de la educación, como la escuela moderna de Ferrer y Guardia, con la Institución Libre de Enseñanza, con la escuela única, con los librepensadores, con el laicismo de la enseñanza... ya que una de las máximas preocupaciones de la masonería ha sido siempre todo lo relacionado con la formación del hombre en sus distintas etapas de la vida.

Nos movemos, pues, en un terreno histórico --polémico y resbaladizo--, en muchos casos por hacer, donde los datos y las contradicciones son frecuentes tanto en los apologistas de la masonería, como en sus detractores. La masonería que cuenta hoy en todo el mundo con más de siete millones de miembros, a la que han pertenecido y pertenecen grandes figuras del campo de la historia mundial, de la milicia, de la política, de la ciencia... sigue siendo en gran medida algo desconocido y misterioso --cuando no tenebroso-- para el gran público. Frente a una asociación iniciática, filantrópico-cultural, conocida y respetada en no pocas naciones, como Inglaterra, EE.UU., Holanda, Alemania, Suecia, Austria, Brasil, etc., donde se conocen sus miembros y sus obras, en otros países más típicamente latinos, como el nuestro, la sola palabra masonería es casi sinónimo de mal o un insulto. Viene a ser una materialización de los poderes de las tinieblas, algo demoníaco e infernal. En el mejor de los casos se piensa en un arribismo sin escrúpulos y sin freno.

Algunas reflexiones previas

Sería interesante hacer un análisis del porqué y cómo se ha llegado a esta situación en España, pero nos llevaría muy lejos, ya que habría que realizar un análisis no solamente histórico, sino de sociología religioso-política. En cualquier caso tres parecen ser los factores o grupos ideológicos que han contribuido a ello: la Historia, la Política y la Iglesia; si bien los tres suelen ir, en muchas ocasiones, entrelazados, resultando difícil deslindar terrenos, y saber donde termina uno y empieza el otro.

Frente a los antiguos masones o albañiles de la Edad Media, constructores de catedrales de piedra en las que dar culto al Gran Arquitecto del Universo, la masonería contemporánea se presenta como una asociación defensora de la dignidad humana y de la solidaridad y fraternidad, siendo su objetivo el conseguir el perfeccionamiento moral y cultural de sus miembros mediante la construcción de un templo simbólico dedicado a la virtud.

La masonería actual utiliza un lenguaje y rituales simbólicos tomados de los gremios y logias de albañiles (masones) medievales, de los que han guardado sus emblemas y terminología dándoles un sentido ético espiritual. Así, por ejemplo, el triángulo equilátero, cuyos tres lados representan la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad que deben reinar entre los masones. Viene a ser, pues, una declaración abreviada de los derechos y deberes humanos fundamentales, y se coloca siempre, de modo que la Libertad y la Igualdad descansen sobre la Fraternidad.

Por su parte la escuadra y el compás significan respectivamente la rectitud con que debe marchar el masón por la vida, y la equidistancia que debe guardar respecto a todos los hombres. El masón debe colocarse siempre entre la escuadra y el compás, lo que equivale a decir que debe esforzarse en ser justo en sus apreciaciones y en su conducta, sin dejar nunca de ser fraterno con todo el mundo.

A modo de síntesis, que nos sirva de punto de partida, podríamos decir que la masonería no es un partido político, ni un sindicato, tampoco es una religión, ni una secta, y ni siquiera es en la actualidad una sociedad secreta, aunque, naturalmente, tenga sus secretos como cualquier otra institución. Por supuesto, tampoco tiene nada que ver con toda esa serie de leyendas con que --en algunos países como el nuestro-- se le ha rodeado, y donde el solo nombre de masón evoca misas negras, profanación de hostias, asesinatos de niños, culto a Satanás, venganzas sangrientas... y todo un cúmulo de fábulas que en no pocos casos han llegado a cobrar consistencia y ser creídas sin más desde la más tierna infancia.

Orígenes de la Masonería.

Si nos atuviéramos a lo que ciertos escritores han dicho sobre el particular nos encontraríamos con más de cuarenta opiniones diversas. Desde los que hacen fundadores de la Masonería a Adán, Noé, Enoch, Moisés, Julio César, Alejandro Magno, Jesucristo, Zoroastro, Confucio, etc., etc., hasta los que atribuyen dicha paternidad a los jesuitas, Rosa-Cruces, templarios, judíos, etc., etc., pasando por los magos, maniqueos, albigenses, esenios, terapeutas, etc., etc.

Sin embargo la realidad, y en este caso la verdadera historia, es mucho más sencilla. Las sociedades del orden que sean, religiosas, políticas, profesionales, económicas o comerciales, observaban antaño un ritual durante sus reuniones; tenían símbolos, programas y palabras de orden o contraseñas. En la Antigüedad y en la Edad Media, normalmente lo que se aprendía se tenía escondido. Así se comprende por qué era tan difícil, si no imposible, el pasar de una clase a otra, o incluso el cambiar de oficio. Estas asociaciones o sociedades correspondían a grupos o categorías sociales, y unos y otros, por interés o por miedo, solían guardar celosamente sus secretos. Asociaciones semejantes se formaron en todos los cuerpos de oficios. Y asociaciones de este tipo han existido siempre, y siguen existiendo en nuestros días, con gran variedad de colores, matices e ideologías, tanto políticas como religiosas.

Pero pocos gremios del medioevo han tenido tanto influjo y repercusión en la historia posterior como el de los constructores, hoy día señalado de forma inequívoca como originario de aquella masonería operativa, que posteriormente, a comienzos del siglo XVIII, daría paso a la actual masonería especulativa, tan distante en sus fines, pero tan igual en sus ritos y ceremonias de iniciación, en su nomenclatura y organización.

El gremio de los albañiles era uno de los mejor organizados y más exclusivos de la Edad Media. Alcanzar el puesto de maestro albañil equivalía a convertirse en una de las figuras más importantes del país. En Europa existió, con varias formas, una organización sumamente desarrollada de este oficio.

La logia era un obrador y un refugio, y en ocasiones podía incluso ser un edificio permanente. De ordinario era una casa de madera o piedra donde los obreros trabajaban al abrigo de la intemperie, pudiendo contener de doce a veinte canteros. En realidad, desde el punto de vista laboral, era una oficina de trabajo provista de mesas o tableros de dibujo, en la que había un suelo de yeso para trazar los detalles de la obra. Desde el punto de vista administrativo, la logia era también un tribunal, en el que el grupo de hombres que en ella se reunía, estaba bajo la autoridad del maestro albañil, quien mantenía la disciplina y aplicaba las normas del oficio de la construcción.

La construcción de grandes edificios públicos establecía vínculos de estrecha relación entre los artistas y los operarios durante el largo lapso de tiempo en que habían de convivir. Y así surgía una comunidad de aspiraciones estables y un orden necesario por medio de una subordinación completa e indiscutible. La cofradía de los canteros estaba formada por aquellos operarios hábiles que abarcaban por una parte los obreros encargados de pulimentar los bloques cúbicos, y por otra los artistas que los tallaban, y los maestros que eran los que dibujaban los planos.

Allí donde se acometían obras de alguna importancia se construyeron logias, y a su alrededor habitaciones convertidas en colonias o conventos, ya que los trabajos de edificación duraban varios años. La vida de estos trabajadores estaba reglamentada por estatutos, cuyo fin principal era lograr una concordia completamente fraternal, porque para realizar una gran obra era indispensable que convergiera la acción de las fuerzas unidas.

Como todos los gremios medievales, también los albañiles tenían sus Patronos protectores, que eran honrados con solemnes fiestas. Estos eran los dos San Juan, el Bautista y el Evangelista, más conocidos con el nombre de San Juan de verano y San Juan de invierno, y en especial los Cuatro Santos Coronados, quienes figuran en lugar destacado en los correspondientes Estatutos de los Picapedreros de la época.

No cabe duda que los albañiles medievales disfrutaban de una situación social relativamente elevada, y tendieron hacia la creación de una profesión arquitectónica cuyos miembros eran considerados como individuos que ejercían un arte liberal, más bien que un oficio básico. Su encumbrada posición se percibe también en la iconografía medieval de Dios Padre, como Creador, dibujando el universo con un compás. El concepto de Gran Arquitecto del Universo se remonta, por lo tanto, mucho más allá de la moderna expresión de la idea.

Con cierta frecuencia se reproduce en las Bíblias ilustradas y en cuadros posteriores en los que la nota dominante es el gran compás con el cual Dios traza el límite del Universo. Compás, que es un instrumento típicamente medieval, y no --como podría creerse a primera vista-- demasiado grande. Con él el maestro albañil podía trasladar el diseño de un croquis previo más pequeño al tamaño real, en un suelo cubierto de yeso.

En Inglaterra, en 1350, aparece por vez primera la denominación de Francmasón o de free-stone-mason, es decir, del albañil libre que trabaja la piedra de adorno, para distinguirlo del rough-mason, trabajador tosco, comúnmente aplicado a los canteros ingleses. Se encuentra en un Acta del Parlamento, correspondiente al año veinticinco del reinado de Eduardo lll. Posteriormente, por abreviación, se llegará a la expresión hoy día conocida de freemason.

Iniciación masónica

Tanto los picapedreros alemanes como los obreros libres ingleses, al reunirse en logias, formaban verdaderos gremios (gildes) de los oficios, que eran a la vez entidades reconocidas oficialmente con derechos políticos, y cofradías o corporaciones libres que poseían la doctrina secreta del arte. Fallou y Heideloff describen y comentan los usos de los masones, canteros y carpinteros de Alemania, en lo relativo a la recepción o ingreso en la entidad, el derecho de la logia, los exámenes y el ejercicio de hospitalidad, usos y costumbres que se han perpetuado con gran fidelidad hasta nuestros días en los ritos de iniciación masónica.

Terminado el período de aprendizaje, el neófito solicitaba el ingreso, al igual que en las gildes, previa presentación de la prueba de honradez y legitimidad de su nacimiento. Considerábase deshonroso el ejercicio de determinadas profesiones, que impedían que el solicitante fuera admitido, extendiéndose la prohibición a sus hijos. El neófito recibía un signo [los célebres signos lapidarios de los edificios románicos y góticos] que debía reproducir en todas sus obras y era su marca de honor.

El hermano que le había propuesto se encargaba especialmente de su dirección. En un día determinado se presenta el aspirante en el lugar en que se reunía el cuerpo del oficio, una vez dispuesto por parte del maestro de la logia el salón destinado a tal objeto. Por considerarse ese lugar consagrado a la paz y concordia, efectuaban los cofrades su ingreso desposeídos de las armas. Acto seguido, el maestro declaraba abierta la sesión.

El compañero encargado de la preparación del neófito, siguiendo una costumbre pagana, le obligaba a adoptar el aspecto de un mendigo. Despojábasele de las armas y de los objetos metálicos; se le desnudaba el pecho y pie izquierdo, y con una venda en los ojos se le conducía a la puerta que daba acceso al salón, la cual se abría después de haber llamado en ella dando tres fuertes golpes. El segundo presidente guiaba al recipiendario hacia el maestro, y éste le hacía arrodillarse mientras se elevaba una plegaria al Altísimo. Luego el candidato daba tres vueltas alrededor del salón, y situándose ante la puerta ponía los pies en ángulo recto, y daba tres pasos hasta llegar al sitio que ocupaba el maestro, quien tenía una mesa delante, y encima de ella se hallaba colocado el libro de los Evangelios abierto, y además la escuadra y el compás. El candidato extendía la mano derecha jurando fidelidad a las leyes de la cofradía, aceptar todas las obligaciones y guardar el más absoluto secreto acerca de lo que sabía y de lo que aprendiera en lo sucesivo.

Terminadas las ceremonias del juramento, se quitaba el neófito la venda, mostrándole la triple gran luz. Se entregaba un mandil nuevo, se le daba a conocer la palabra de paso, designándole el sitio que había de ocupar, y finalmente el saludo y el toque que posteriormente usaban los aprendices francmasones.

Nacimiento de la Masonería moderna.

El paso de la masonería medieval de los constructores de catedrales (masonería operativa) cuyos miembros se obligaban a ser buenos cristianos, a frecuentar la iglesia y a promover el amor de Dios y del prójimo, a la masonería moderna (masonería especulativa) puede seguirse a través de una serie de documentos que permiten apreciar la transición. Estos se encuentran, sobre todo, en la famosa Gran Logia de Edimburgo, que tenía sus reuniones en la St. Mary Chapel. Precisamente la St. Mary Chapel Lodge de Edimburgo ha conservado sus archivos completos desde 1599. Estos archivos nos permiten constatar que poco a poco, a lo largo del siglo XVII aparecen en los procesos verbales, al lado de los verdaderos operarios que trabajaban la piedra, otros personajes de los que consta ejercían una profesión totalmente diferente: abogados, mercaderes, cirujanos, etc.

En aquella época asistían a las reuniones masónicas los aficionados al arte de la construcción, a título de "accepted masons" o miembros honorarios, más conocidos con el nombre de masones aceptados. Solía tratarse de aquellos personajes de la alta sociedad que patrocinaban a los gremios, y les prestaban ayuda. Por regla general estos salían de los que financiaban las catedrales o monasterios. En el siglo XVI las construcciones de este tipo de edificios llegaba a su término, y los masones se dedicaron más bien a la construcción de edificios profanos.

Por otra parte la aparición de las Academias de Arquitectura --en especial en Italia-- quitó razón de ser al sistema gremial de aprendizaje de la construcción, con todo lo que esto llevaba de ritual transmisión de los secretos del oficio. Al cesar, pues, la edificación de las grandes catedrales, las hermandades y logias masónicas fueron paulatinamente quedando en manos de los miembros adoptivos, o de los francmasones adoptados, es decir, que con el tiempo los especulativos se impusieron a los operativos. De ahí que aquella organización profesional de los constructores de catedrales derivara hacia esa otra masonería, no ya operativa, sino especulativa, que tomó cuerpo a partir de 1717, y en especial con las Constituciones de Anderson en 1723.

El período de transición abarca fundamentalmente de 1660 a 1716, época de trastornos civiles, y que había concentrado en Inglaterra a la mayor parte de los masones operativos europeos a fin de reconstruir la ciudad de Londres prácticamente destruida a raíz del incendio de 1666. El proceso se cierra en 1717, fecha que señala convencionalmente el nacimiento de la francmasonería moderna, cuando cuatro logias de Londres, cuyos miembros eran exclusivamente especulativos o adoptados, fundaron la Gran Logia de Inglaterra, y esbozaron una Constitución a base de las ceremonias y reglas tradicionales de las antiguas logias operativas.

A partir de entonces se verificó un cambio en la orientación de la hermandad masónica, pues, aunque se conservó escrupulosamente el espíritu de la antigua cofradía, con sus principios y usos tradicionales, se abandonó el arte de la construcción a los trabajadores de oficio, si bien se mantuvieron los términos técnicos y los signos usuales que simbolizaban la arquitectura de los templos, aunque a tales expresiones se les dio un sentido simbólico. A partir de aquel período, la masonería se transformó en una institución, cuya característica era la consecución de una finalidad ética, susceptible de propagarse por todos los pueblos civilizados.

Desde un punto de vista jurídico, fue la victoria del derecho escrito sobre la costumbre, naciendo un nuevo concepto: el de obediencia o federación de logias. En adelante es aquí donde residirá la soberanía, ya que únicamente la Gran Logia de Inglaterra tendrá autoridad para crear nuevas logias, con lo que, de hecho, surge una legitimidad masónica llamada masonería regular.

Las Constituciones de Anderson.

La redacción de las Constituciones que en adelante iban a ser la pauta a seguir por la Orden del Gran Arquitecto del Universo corrió a cargo de dos pastores protestantes: John Th. Désaguliers y James Anderson. El nombre de este último es el que figura en el frontispicio de las Constituciones, por lo que en adelante serán conocidas con el nombre de las Constituciones de Anderson. La primera edición apareció en 1723.

De una forma simbólica se hace constar en ellas que a partir de entonces ya no será la catedral un templo de piedra a construir, sino que el edificio que habrá de levantarse en honor y gloria del Gran Arquitecto del Universo será la catedral del Universo, es decir, la misma Humanidad. El trabajo sobre la piedra bruta destinada a convertirse en cúbica, es decir, apta a las exigencias constructivas, será el hombre, quien habrá de irse puliendo en contacto con sus semejantes a través de una enseñanza en gran parte simbólica. Cada útil o herramienta de los picapedreros recibirá un sentido simbólico: la escuadra, para regular las acciones; el compás, para mantenerse en los límites con todos los hombres, especialmente con los hermanos masones. El delantal, símbolo del trabajo, que con su blancura indica el candor de las costumbres y la igualdad; los guantes blancos que recuerdan al francmasón que no debe jamás mancharse las manos con la iniquidad; finalmente la Biblia, para regular o gobernar la fe.

La Masonería se convertía, pues, en el lugar de encuentro de hombres de cierta cultura, con inquietudes intelectuales, interesados por el humanismo como fraternidad, por encima de las separaciones y de las oposiciones sectarias, que tantos sufrimientos habían acarreado a Europa la Reforma, por una parte, y la Contrarreforma, por otra. Les animaba el deseo de encontrarse en una atmósfera de tolerancia y fraternidad. El artículo fundamental de las Constituciones de 1723 lo subraya claramente al exigir a todo masón la creencia en Dios como medio de conciliar una verdadera amistad entre sus miembros.

Otro artículo precisa que ningún ataque o disputa serán permitidos en el interior de la logia, y mucho menos las polémicas relativas a la religión o a la situación política. (Al Índice.)

Escuela de formación humana.

La Masonería se puede considerar, pues, desde su nacimiento, como una escuela de formación humana, en la que, abandonadas completamente las enseñanzas técnicas de la construcción, se transformaba en una asociación cosmopolita que acogía en su seno a hombres diferentes por la lengua, la cultura, la religión, la raza, e incluso por sus convicciones políticas, pero que coincidían en el deseo común de perfeccionarse por medio de una simbología de naturaleza mística o racional, y de la ayuda a los demás a través de la filantropía y la educación.


Las Constituciones de Anderson pretenden comprometer al francmasón a la construcción de un templo de amor o fraternidad universal basado en la sabiduría, la fuerza y la belleza, que constituyen los tres pilares o las tres luces de dicha organización. Sus adeptos se consideran hermanos, practican una democracia interna que lleva consigo la rotación de cargos, mantienen un cierto secreto en cuanto a las personas, y adoptan una particular simbología que llega a constituir un auténtico lenguaje dirigido no sólo al entendimiento, sino también al sentimiento y a la fantasía, comprometiéndose a practicar la tolerancia, a luchar contra el fanatismo religioso y contra la ignorancia. Y debido a las condiciones ambientales y culturales, desempeñaron una notable actividad en el terreno filantrópico y educativo.

El fin de la Masonería, a la luz de sus Constituciones, consiste en la construcción de un templo de amor o fraternidad universal basado en la sabiduría, en la fuerza, en la belleza, en la práctica de la tolerancia religiosa, moral y política, en la lucha contra todo tipo de fanatismo y en el ejercicio de la libertad.

Por lo tanto el francmasón de la llustración estará marcado por una doble finalidad: el perfeccionamiento del hombre, y la construcción de la Humanidad. Doble objetivo que está íntimamente ligado, pues, al desarrollarse el individuo, se desarrolla la Humanidad a través de un mutuo perfeccionamiento y de una continua interacción educativa. Tarea intelectual y civilizadora al mismo tiempo, realizada a través de la filantropía o de la moral pura, de la discreción y del gusto por las artes y el humanismo.

Divisiones y desviaciones.

Pero si del siglo XVIII pasamos a épocas más recientes observamos que la Masonería de obediencia inglesa mantuvo una estructura fiel a sus Constituciones. Sin embargo, algunos sectores de la francesa y de la alemana, en especial, derivaron a ciertos grupos más o menos heterodoxos que facilitaron la aparición de aventureros, como el famoso Cagliostro y su masonería egipciaca, de políticos como Weishaup, o de místicos como Maistre, Martínez de Pasqually, Sain-Martin, Willermoz, etc. En no pocos casos llevaron consigo la proliferación de obediencias, y la introducción de grados, con la consiguiente multiplicidad de ritos y ceremonias de iniciación.

Al sentimentalismo y la filantropía se iba a unir un gusto por lo misterioso, una mística de la Razón, que produciría toda esa serie de grados iniciáticos con nombres tan extraños como caballeros de Oriente, caballeros de la espada, caballeros Kadosch, caballeros del Temple, etc., etc., que dotaron a cierta Masonería de la Europa continental de un aire menos sólido y respetable del que mantuvo en el mundo anglosajón, y que explican el mito que a su alrededor se formaría, sobre todo, debido a la confusión surgida al proliferar las sociedades secretas, y al identificarse erróneamente a los masones con los iluminados bávaros, los jacobinos, carbonarios y otros por el estilo.


Hoy día resulta cada vez más anacrónico el hablar de masonería en un sentido unívoco, ya que existen muchas masonerías independientes unas de otras, y dentro de estas mismas se da una variedad extraordinaria de ritos. No obstante, entre los tratadistas de la masonería, ha habido una tendencia --no siempre bien aceptada o compartida-- a establecer división entre una masonería anglosajona y otra latina.

La primera es calificada también de regular en el sentido de que es aquella que puede válidamente reivindicar este derecho de una Orden concebida en un momento de la Historia, fundándose en la fidelidad a los principios y a las reglas dictadas por los fundadores. Es decir, se trataría de una masonería que, entre otras cosas, sólo admite como miembros a varones que creen en Dios y en la inmortalidad del alma y de los que recibe fidelidad a los compromisos sobre el Libro Sagrado de una religión.

La masonería latina, es decir, la de los países latinos, a lo largo del siglo XIX, debido a las incidencias político-religiosas que afectaron a estos países, experimentó algunas variaciones ideológico-prácticas, que se manifestaron en un fuerte laicismo y anticlericalismo, que en algunos derivó hacia un sentimiento antirreligioso o hacia un profundo agnosticismo. En algunas obediencias se llegó a la supresión de la antigua invocación masónica A la gloria del Gran Arquitecto del Universo borrando de sus estatutos la obligación, hasta entonces exigida para ser un verdadero masón, de la creencia en Dios, en la inmortalidad del alma, y el tomar el juramento sobre la Biblia, considerada como expresión de la palabra y de la voluntad de Dios.

Esta declaración ocasionó en algunos medios masónicos una manifestación de rechazo, sobre todo en Inglaterra y en EE.UU. Las obediencias de estos y otros países rompieron todas las relaciones con las obediencias masónicas que a su vez habían roto la tradición masónica. En adelante fueron consideradas irregulares.

Existen, pues, varias Masonerías en el mundo totalmente independientes, pero, sin embargo, con distintos matices, el espíritu masónico es único.

Las Obediencias tienen distintas inspiraciones. Algunas, hemos visto, bajo la influencia de la Gran Logia de Inglaterra son teístas. Sólo admiten en su seno a los que [cristianos, musulmanes, judíos, hindúes...] reconocen un Dios como principio creador --el Gran Arquitecto del Universo-- y una fe en la verdad revelada, tal como se encuentra en la Biblia y otros libros sagrados, como el Corán, los Vedas, etc.

Otras Obediencias --en especial algunas de las llamadas masonerías latinas-- son de inspiración racionalista o liberal [como algunos prefieren hoy calificarlas] y rechazan, como el Gran Oriente de Francia, la referencia al Gran Arquitecto del Universo y profesan un estricto laicismo, suprimiendo de sus rituales incluso la Biblia.

Entre ambos extremos hay posiciones intermedias, que, sin exigir la creencia en el G.A.D.U., sin embargo, lo admiten como un símbolo indeterminado, un poder tutelar y desconocido. La Biblia tampoco tiene el carácter de libro revelado, sino el de un libro sagrado entre los demás, que atestigua la sabiduría del hombre. Respetan la tradición sin tratar de saber lo que en realidad significa, lo que en ella se esconde.

Esta diversidad de Obediencias no impide, sin embargo, que el espíritu masónico tenga una profunda unidad. Todos los masones del mundo buscan la verdad, y exigen tolerancia, libertad y fraternidad, dentro de un marco de igualdad.

El masón en cualquier caso puede vivir en la logia la experiencia reconfortante de la solidaridad y del saberse escuchar mutuamente, y experimenta la importancia del ritual. Que el acento propiamente litúrgico, a veces esotérico, sea más marcado en unas obediencias, o que sea mitigado por un aspecto más simplemente cultural o social en otras, el hecho es que la Masonería no abandona sus signos, siglas, ritos y símbolos. A través de esta solidaridad, estos intercambios, estos rituales, un hombre nuevo nace o, tomando la terminología masónica, la piedra bruta accede a la dignidad de piedra tallada.

Para comprender de qué hombre se trata aquí es preciso evocar la visión del mundo que cada obediencia tiene. Según las diversas interpretaciones, ya apuntadas, es lógicamente natural que se formarán hombres bien diferentes. En cualquier caso siempre será requerido el esfuerzo moral, si bien en un sentido de perfeccionamiento de todas las virtudes del humanismo laico, en unos casos, y en un sentido de iniciación espiritual en otros.

Hacia un intento de definición.

Por esta razón se puede afirmar que, a pesar de la variedad de Obediencias y matices, todas las Masonerías son coincidentes en la definición recogida en el Diccionario Enciclopédico de la Masonería. Dice así: La Masonería es una Asociación universal, filantrópica, filosófica y progresiva; procura inculcar en sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes, desarrollar en el corazón humano los sentimientos de abnegación y caridad, la tolerancia religiosa, los deberes de la familia; tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias y de intereses, uniendo a todos los hombres por los lazos de la solidaridad, y confundiéndoles en un tierno afecto de mutua correspondencia. Procura, en fin, mejorar la condición social del hombre, por todos los medios lícitos, y especialmente por la instrucción, el trabajo y la beneficencia. Tiene por divisa Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Por lo que respecta a la Masonería española, dentro de la multiplicidad de obediencias que ha caracterizado su historia a lo largo de los siglos XIX y XX, se puede decir que su autodefinición apenas sufre cambios substanciales. Tres fechas de referencia pueden servir de ejemplo: 1890, 1937 y 1977.

El Grande Oriente Nacional de España en su Constitución de 1890, publicada en 1893, se autodefine diciendo que la Francmasonería no es una religión positiva, ni una escuela filosófica, ni un partido político. Rechaza todo exclusivismo, y su doctrina y sus principios son universales, puesto que en lo fundamental conviene con los dogmas, principios y doctrinal de todas las religiones, de todas las escuelas, de todos los partidos. Reconoce y proclama la armonía de los mundos, creada y sostenida por el Gran Arquitecto del Universo. El Gran Arquitecto es causa eterna, ley primordial y Suprema razón del Universo. Es eterno, y eternamente trabaja. Respecto a la finalidad de la Masonería se lee en dicha Constitución que consiste en promover la civilización, ejerce la beneficencia y tiende a purificar el corazón, mejorando las costumbres y combatiendo el vicio; mantiene el honor en los sentimientos y disipa la ignorancia y el error, propagando la ilustración en todas las clases sociales.

Por su parte el Grande Oriente Español, en su Constitución del año 1934, declara que la Francmasonería es un movimiento del espíritu, dentro del cual tienen cabida todas las tendencias y convicciones favorables al mejoramiento moral y material del género humano. La Francmasonería no se hace órgano de ninguna tendencia política o social determinada. Su misión es la de estudiar desinteresadamente todos los problemas que conciernen a la vida de la humanidad para hacer su vida más fraternal. La Francmasonería declara reconocer, por base de su trabajo, un principio superior e ideal, el cual es generalmente conocido por la denominación de Gran Arquitecto del Universo. No recomienda ni combate ninguna convicción religiosa, y añade que ni puede, ni debe, ni quiere poner límites, con afirmaciones dogmáticas sobre la Causa Suprema a las posibilidades de libre investigación de la verdad.

Finalmente, una definición que data de junio de 1977, debida al entonces Soberano Gran Comendador del Grado 33 para España, don Juan Pablo García Álvarez, dice así: La Masonería no es un partido político, no es un sindicato, no es ni siquiera un grupo de presión. No intenta, ni lo desea, tomar el poder político, porque la masonería no pretende reformar la sociedad, ya que el único fin que persigue es perfeccionar al hombre, individualmente considerado. La enseñanza de la masonería es de carácter moral y filantrópico, despierta el espírítu crítico de los individuos, así como el odio a las tiranías. Así se explica que las tiranías, ya sean de tipo fascista o comunista siempre persiguen a la masonería. Y más adelante dirá que la masonería se apoya en un fuerte sentimiento religioso, pues no podemos admitir a nadie que no declare creer en Dios, y para que ese Dios cubra todas las religiones --pues la masonería es universal-- le llamamos "Gran Hacedor del Universo". Nuestras reuniones no son válidas si no invocamos al principio y al final de las sesiones al Gran Arquitecto del Universo, es decir, a Dios, y si no está sobre el ara de nuestros templos el libro de cada religión; en nuestro caso la Biblia. Por tanto, rechazamos totalmente el ateísmo.

Frente a estas definiciones que nos presentan una Masonería muy distinta de la que, tal vez, hasta ahora nos imaginábamos, hay que recordar, como reflexión final, y para evitar ciertas susceptibilidades, que la Masonería, como cualquier otra institución por muy sagrada que ésta sea, por muy altos ideales que se proponga, por muy maravillosos que sean sus fines, al estar constituida por seres humanos, no es de extrañar que adolezca por fuerza de serios defectos y contradicciones, de arribismos insolidarios y de falsos y enfermizos protagonismos, que por otra parte no empañan --o no deben empañar-- la esencia misma de la institución.

Pues por encima de casos concretos, de momentos históricos pasados o presentes, de características nacionales o locales más o menos heterodoxos, la Masonería, en cuanto organización de ámbito universal doblemente secular, no es, ni ha sido, ese mito maniqueo donde los unos sólo han visto y siguen viendo maldad, intriga y contubernio, y los otros a la preclara responsable de todo lo bueno --progresivamente hablando-- que ha sucedido durante los tres últimos siglos.

La Masonería real --y en concreto la española--, la que fue y actuó en el pasado, con sus claroscuros, con sus aciertos y errores, con su leyenda rosa o negra, con su anticlericalismo a ultranza y su fervoroso patriotismo, con su antidogmatismo en muchos casos dogmáticos, con sus enemigos de ayer y de hoy, pertenece en gran medida al campo de la Historia, de una historia que en parte todavía está por hacer y descubrir, aunque hoy día ya la empezamos a conocer mejor, y que confiamos que en un futuro no muy lejano despejará algunas de las muchas incógnitas e ideas fijas que todavía rodean a la que unos califican despectivamente de secta y otros prefieren llamar la Orden del Gran Arquitecto del Universo.

14 marzo, 2006

LOS TRES GRADOS SIMBOLICOS

La misión principal de la masonería es enseñar la ley de evolución y corolario,* el hombre perfecto*.
No es posible hallar una verdadera interpretación de la masonería si no se relaciona su sistema, estrechamente con el proceso evolutivo dela humanidad. Todo en ella gira en torno de un progreso gradual de la oscuridad a la luz y todo lo que la luz trae aparejado. Sus ceremonias se caracterizan por viajes circulares, indicando ciclos evolutivos de oriente a occidente y de occidente a oriente, o sea de
la oscuridad a la luz. Tiene una estrella en el oriente simbólico para guíar hacia allí al masón a través de la noche oscura en que camina. Para cada grado simbólico tiene pasos progresivos hacia el oriente de la luz.

La logia, como reproducción simbólica del ser tiene un piso inferior y otro superior, indicando que, en el progreso hacia el oriente se asciende a un plano superior de la vida y de ser. A tal efecto, tiene escalones representativos de sus tres grados simbólicos por los cuales se asciende a ese plano superior. Le presenta al masón, apenas entra al Templo, una piedra bruta y otra pulida y cúbica para indicarle su objetivo de realización. Nadie dejará de reconocer que la evolución es un proceso universal y natural. Ninguno de nosotros es un producto acabado. Estamos siempre en proceso de creación o evolución.

La historia del hombre ha sido la historia de la búsqueda y del descubrimiento del sendero evolutivo dentro de sí. En todos los tiempos éste ha hollado el sendero, aceptando sus condiciones, soportando sus disciplinas, ha recibido sus salarios y
alcanzado sus metas. La existencia de ese camino cuenta con el testimonio de todos los que lo han recorrido conscientemente. Es el sendero hacia la realidad suprema que, en masonería, está representada por el oriente simbólico. Algunos estamos empeñados en la búsqueda de algo que esperamos alcanzar fuera de nosotros, sin saber que es el sendero dentro de nosotros. Muchos ingresamos en la masonería creyendo que podríamos encontrarlo en ella. Con este enfoque, por lo dicho, nos sentiremos siempre defraudados en la misma. La masonería muestra, simbólicamente, el drama de la evolución humana. También los pasos mediante los cuales se llega a la meta de perfección del instrumento de manifestación que tiene el ser supremo en nosotros. Muestra el objetivo de realización del individuo; enseña el camino del crecimiento espiritual y las leyes a que obedece este crecimiento. Empero tenemos que recorrerlo palmo a palmo; el progreso depende de nosotros. Este es un camino de experiencias que nadie puede vivir por nosotros. No tiene atajos, requiere el roce de la vida que ningún libro o maestro puede otorgarnos. La alegoría del Maestro Hiram trata de enseñar esto a los que buscan la realización propia por medio de un acto misterioso o una palabra mágica en vez del esfuerzo individual. A diferencia de todos los otros seres en el mundo material, el hombre es el único que tiene la capacidad para tomar su evolución en sus propias manos. De ahí su posibilidad de autorrealización. El puede acelerarla o retardarla. Pero sea cual fuere su duración, tiene que pasar, indefectiblemente, por las tres etapas del proceso natural de la síntesis que caracteriza el proceso evolutivo:
1) la siembra de la semilla,
2) su germinación y crecimiento, y finalmente,
3) su fructificación como resultado de la fusión o unión de dos polaridades.

Los límites fijan los principios básicos de estos tres grados evolutivos. Tratándose de una evolución en conciencia, este proceso va encaminado a la adquisición del elemento más valioso y más importante para el hombre y para la masonería: ¡LA LUZ! Aquello que se conoce como la luz de la conciencia, o del
conocimiento, es una síntesis emergente de las experiencias vividas. Tratándose de cualquier tipo de evolución, es indispensable la existencia de grados sucesivos de realización. Efectivamente, en lo que concierne al desarrollo de la luz de la
conciencia en los seres humanos, éste consiste en tres etapas, comprendidos en el sistema masónico por sus tres grados simbólicos. Estos grados corresponden a las mismas tres etapas del proceso evolutivo de la luz de las ideas que viene del razonamiento; a saber:
1) el análisis,
2) la correlación y
3) la deducción o la síntesis.

Esta evolución en conciencia comprende, al mismo tiempo, un proceso gradual de integración hasta llegar a la unión con todo. El primer grado, el de aprendiz, comprende esa etapa de desarrollo de lo que se denomina en sicología conciencia individual. En esta etapa se lleva la integración de la personalidad o el ser inferior. Está bajo la dirección del segundo vigilante, que representa la personalidad. Esta integración tiene por finalidad hacer que la personalidad se vuelva un instrumento equilibrado, coordinado y armónico, de manera que pueda sintonizar y expresar con fidelidad a ese Ser Superior que hay en nosotros. Esta integración exige disciplina, ejercitar, desarrollar y controlar los tres aspectos (físico, emocional y metal) de nuestra personalidad para lograr un domino completo sobre ellos, de manera que ninguno de los tres predomine, haciéndonos perder el equilibrio. De ahí que la disciplina sea la principal característica de este grado. Esta etapa evolutiva corresponde, por analogía, a la del análisis de tendencias opuestas y luchas dentro de sí, para coordinarlas e integrarlas gradualmente en un todo armónico que permita la captación y transmisión de la luz superior en nosotros, sin distorsionarla. El segundo grado, el de compañero, comprende la etapa de correlación. El nombre mismo del grado sugiere compañerismo o correlación. En este grado de desarrollo se trasciende la conciencia individual separatista del primer grado y se desarrolla la conciencia grupal integrando la personalidad con la de los demás hermanos de logia y de otras logias, lo que equivale a una expansión de la conciencia. El tercer grado, el de maestro, corresponde a la etapa de la deducción
o la síntesis y resume los grados anteriores. Está bajo la dirección del Venerable Maestro, que representa el Espíritu o Ser Supremo en nosotros. En esta etapa evolutiva uno se integra con el Todo y adquiere una conciencia universal, la cual está en correspondencia con el carácter universal de la masonería. Este proceso de integración como se ve, conduce a esferas cada vez más amplias de luz y comprensión, acercando al hombre, gradualmente, a la liberación de las limitaciones que son propias de la oscuridad en que vive; liberación que, para el mundo material, equivale a la muerte, pero que, para el mundo interno del espíritu es la vida. El proceso de evolución en conciencia lleva gradualmente al reconocimiento de la realidad de nuestra divinidad, y tiende a facilitar la manifestación del Dios inmanente en cada ser, acondicionando la personalidad, que es su instrumento de expresión. Las tres etapas de este proceso son similares a las que condujeron a
la trinidad de manifestación del Ser Supremo; unidad, dualidad y nuevamente unidad, lo cual es otra expresión del proceso de la síntesis. Siendo todo un reflejo de la trinidad, de alguna manera debe manifestarse la misma en todo proceso que se lleva a cabo en el universo.

El método para llegar al objetivo de integración que marca cada grado, en lo que respecta al sistema masónico, está señalado en la leyenda del tercer grado por las tres herramientas utilizadas para perpetrar el "crimen", y por los lugares del cuerpo sobre los que éstos fueron utilizados. Estas son:
1.- Las reglas de disciplina y meditación aplicadas con la acción o el ejercicio continuo.
2.- La rectitud de la escuadra aplicada con todo el corazón.
3.- La voluntad del mállete aplicada con toda la mente.

Estas tres etapas de la evolución humana constituyen unas características de todos los tiempos para todos los hombres en todas partes. Se hallan confirmadas por los conocimientos esotéricos de todas las épocas. En la masonería estos tres grados son solo simbólicos. Hay muchos masones que ostentan el tercer grado, el de maestro y que
apenas están en los primeros peldaños del grado de aprendiz en la escala evolutiva. Hay, así mismo, aprendices que, en realidad, son maestros. En el verdadero sentido de la palabra.

La finalidad de estos grados simbólicos es presentar al masón tres objetivos de evolución en conciencia, los cuales debe esforzarse por alcanzar, para que el grado simbólico que ostenta esté más lo cerca posible del grado evolutivo que ha alcanzado. El camino evolutivo, en el cual se funda la masonería, es, desde todo
punto de vista, práctico y útil. Significa, para el que recorre, un progreso en capacidad mental, conocimientos, visión, sabiduría y fuerza espiritual. Significa pasar, primero, de la oscuridad a la luz; segundo, de la irrealidad o el engaño de si mismo a la realidad, finalmente, de lo perecedero a lo imperecedero. Todo esto redunda en un progresivo dominio sobre si mismo y sin destino, con una vida más abundante y un panorama más amplio de la vida y de las cosas.¡Qué puede ser más práctico para el hombre!. Prueba de ello es que en logia se reciben los salarios en la columna del primer vigilante en el occidente, quien representa el alma en la
oscuridad, queriéndose implicar que es el alma de cada uno la que recibe los beneficios de los trabajos realizados en forma de luz de la conciencia y, a su vez los importantes a sus colaboradores en remuneraciones o "salarios" de orden tanto material como espiritual. La masonería nos ofrece ayuda y guía para que nos volvamos cada día más conscientes de que nada puede detener el impulso que motiva el progreso del alma humana en su peregrinaje de la oscuridad a la luz, de la irrealidad a la realidad, y de lo perecedero a lo imperecedero, y nos ofrece luz para que podamos aprovechar este impulso en vez de tratar de oponernos a él. Ella procura imponernos de que la cosa debe preocuparnos, más que nada, como masones, es la realización del individuo; que esto, a su vez, es posible sólo en la medida que podemos ayudar a éste (como unos que somos con el) a encontrarle significado y propósito a la empresa
humana de vivir. Que todo lo demás es secundario. Procura demostrarnos, en fin, que seremos esclavos de nosotros mismos y susceptibles a circunstancias limitadoras sólo hasta ese momento glorioso en que alcancemos el grado supremo de maestro, tras haber trascendido, en forma efectiva, los grados anteriores de evolución, y nos encontraremos liberados como resultado de hallarnos identificados
con el Todo.

W. COX


Fuente;
Lista masonica Mandil