13 agosto, 2007

VIGENCIA DE LA MASONERIA

Para hacerse una idea verosímil sobre la masonería, es necesario decir, que no existe una única doctrina masónica; las opciones son múltiples, y la mayoría de ellas enfrentadas entre sí.
Recién creada la masonería, se escindió en dos "obediencias"; en nuestros días, perviven multitud de ellas, que utilizan algunos de los 145 ritos existentes, en los cuales los grados masónicos, oscilan (además de aprendiz, compañero y maestro) entre 7 y 33. Cada obediencia, tiene a su vez su "gran consejo simbólico", que podemos -con mucha imaginación- equiparar a una Cámara Legislativa, con lo cual, es obvio que la "legislación" que promulgan es muy dispar; de ahí que ellos mismos suelan decir ¿qué es la masonería?.
Las opciones que predominan, tanto en las Obediencias, como dentro de las logias, son -entre otras- las siguientes:
* La politizada, que puede ser de cualquiera de las ideologías del arco parlamentario, aún cuando
predomina la de izquierda.
* Esotérica.
* Iniciática o tradicional.
* Agnóstica.
* Atea.
* Teístas creyentes en un principio divino.
Estos últimos, junto a los esotéricos e iniciáticos (pero cada uno a su aire), pretenden convertir a la masonería (la suya) en otra religión, que les facilite la búsqueda de sentido en sus vidas.
En mi opinión, y quizás sin ser conscientes de ello, los masones vienen practicando un método post moderno. Me refiero a la transversalidad; y así les va.
A su vez todas esas opciones, pueden unirse o enfrentarse de nuevo, según sean partidarias de la masonería intimista y secretista ó de la pública, ésta opción conlleva el darse a conocer, incluso identificando los lugares de sus sedes. En ese debate la masonería española, lleva cuarenta años.
En sus proclamas, repiten machaconamente que en las Tenidas está prohibido hablar de política o religión. Sin embargo, esa mezcolanza es ingobernable. De ahí que las deserciones y escisiones que he conocido, han sido precisamente por estas -teóricamente intocables- cuestiones.
Obviamente, mientras se incuban esas divergencias, que suele desembocar en peleas dialécticas, no se dedican a ningún otro asunto, y dado que se reunen cada 15 días, su capacidad operativa de articular cualquier acción que justifica sus postulados, es nula.
En una de las últimas Tenidas a que asistí, pedí la palabra, para decir que tenía la percepción que la logia actuaba como la esposa de Ulises: durante la noche destejíamos lo que habíamos tejido el día anterior. Me sentí obligado a ésa intervención, ya que venía presenciando que si hoy se tomaba algún acuerdo para iniciar acciones, en la Tenida siguiente ya nadie se acordaba de ello.
Necesitaría mucho espacio, para explicar de cuánto se me acusó. En ésa ocasión, según creo, se declaró el primero de los "anatemas" contra mí.
Si a priori crees en su retórica, no puedes imaginarte que en ésa organización no encontrarás los valores que pregonan. Espera a que se desate algún conflicto, podrás comprobar -en mi caso con enorme estupor- que se olvidan de todos esos valores, y actúan como cualquier hijo de vecino, incluso lo hacen contra esos mismos valores, si están en juego sus intereses personales, referidos al patético poder que detentan.
Por supuesto, con mi interpelación yo buscaba la participación. Después me percaté que ellos tienen asumida la pertenencia. En la participación lo importante son los objetivos que se pretenden lograr por medio de la acción del grupo; con la pertenencia, lo que cuenta es ser del grupo, aún cuando éste n o tenga ningún objetivo de los que teóricamente se ha dotado en sus principios. En muchos casos, con la pertenencia se fomenta el fanatismo y el dogmatismo.
Afortunadamente mi postura fue siempre crítica con los hechos y al mismo tiempo, respetuosa con la pertenencia; postura que comenzó a rendirme frutos muy pronto y que a la postre, me ha permitido valorar los hechos y actuaciones que no se correspondían en absoluto con cuanto proclaman, pues, están alejados de la ética, ayunos de tolerancia y especialmente lejos de un valor que entiendo básico y elemental para poder cimentar cualquier convivencia, me refiero al respeto.
Quizás, para estructurar la transversalidad de sus miembros (los primitivos talleres de maestros constructores, obviamente no tenían ése problema), podrían transformarse en algún tipo de ONG, de Tertulia Literaria, Café Filosófico, etc.; es decir, en cualquier organización que tuviera alguna utilidad para los demás y para los propios masones.
Yo creo, como en algún sitio he leído que: en las creencias, no cuenta si son verdaderas o falsas, lo importante es si son beneficiosas para la vida y la felicidad de sus miembros.
Todos los exmiembros de esa organización, conocemos la evidencia de que la masonería no tiene nada que ofrecer, y quizás ahí está la clave de su obsolescencia.
Una de esas evidencias de obsolescencia, es que cuando la masonería fue creada, era un vehículo útil para educar y enseñar oficios a sus miembros y, esas funciones -como ya he dicho-, desde hace mucho tiempo las ofrecen el Estado y la sociedad, con sus sistemas de enseñanzas regladas.
Por otro lado, la obligación de conservar los secretos de la masonería, desconozco cuando se perdió; quizás cuando algún avispado masón comenzó a publicar libros sobre sus rituales y ceremonias. De ahí que puedas encontrar todos sus "secretos" en cualquier librería o biblioteca. Incluso existen diccionarios, que te explican con todo lujo de detalles sus rituales y ceremonias más "secretas". Que por cierto, son sólo psicodramas que representan sin entusiasmo ni convencimiento, por lo que se asemeja más a una lectura de texto.
La génesis de su obsolescencia, está quizás en que abandonaron su compromiso con aquellos valores que podrían llevarles a mejorar la vida, a disminuir la injusticia y las desigualdades intolerables. Es decir, son la antítesis de aquello con que se identifican sus orígenes, me refiero a los maestros constructores del gótico, cuyas hermandades sí se basaban en esos principios. Cuando dejó de hacerlos suyo la actual masonería, no lo sé. Claro que asumir esos principios, obliga a quién los asume para ofrecerlos a los demás. La masonería está enrocada en sí misma, y sólo se dedica a mirarse el ombligo.
Al desaparecer la masonería operativa y, transformarse -para seguir vigente- en especulativa, ésta se mantuvo activa, hasta tanto se extendieron por la geografía europea las Facultades de Humanidades que ofrecieron para todos, lo que antes la masonería reservaba a unos pocos.
Es decir "venden humo" y, ellos lo reconocen formalmente, cuando dicen que: cada vez son menos las personas que se interesan por la masonería...y que es perentoria la necesidad que tienen de definirse institucionalmente, y saber que pueden y quieren hacer en nuestra sociedad.
Las anteriores negritas, son las declaraciones a una entrevista en Internet, que aparece en un blog -www-solotxt.com/opinatio/web1/data/it-masonería-htm- de quién dice ser Pasado Gran Orador de la GLSE, José Luis Cobos, alto cargo masónico, a juzgar por las medallas y bandas con que se adorna en la fotografía.
En mi opinión, no les será fácil -quizás les resulte imposible- que lleguen a definirse ni saber que pueden hacen en nuestra Sociedad. Y digo esto, porque puedo testimoniar que no admiten ni la crítica, ni la creatividad, ni la disidencia de pensamiento -a pesar de que se proclaman librepensadores- y, ello porque se han anclado en el dogmatismo, ya que pretenden seguir manteniendo en nuestros días, la estructura estamental de la primitiva masonería. Esta es otra de las causas de porque han perdido vigencia.
Ante esa indefinición, todas las Obediencias (federaciones de logias en argot masónico), y hay muchas (ellos mismos dicen: tres masones, cuatro obediencias) para definir la masonería, siguen proclamando -sin ruborizarse- los mismos postulados que tenían los talleres de constructores de catedrales y, para evitar la argumentación de obsolescencia, lo explicitan simbólicamente; claro que con su peculiar interpretación del simbolismo, como ya ha quedado expuesto en el capítulo anterior.
Para reforzar mis reflexiones en este blog, transcribo unos párrafos de un libro, cuyo autor es Pedro Riba, que se titula "Buscando la verdad", editado por Club de Autores, Barna 1998.
La masonería actual no ha sabido dar una respuestas adecuada, pues los neófitos que se adhieren, pagan a esta organización grandes cantidades a cambio de nada. Por otra parte, la política de ingresos está más basada en la cantidad que en la calidad de los nuevos miembros.
Frente a otras corrientes, la masonería actual carece de una clara y concreta ideología.
La masonería tampoco ha sido capaz de ofrecer algo que demanda la sociedad actual; un conocimiento a través de una enseñanza práctica y continuada.
La masonería ha perdido su mensaje de instrucción iniciática, y si este perdura en alguna logia, está completamente desfasado con las nuevas tendencias evolutivas y de crecimiento interior de la nueva psicología.
Es evidente que después de 300 años desde su fundación, han perdido su razón de ser y no encuentran "su lugar al sol".
Pues bien, a pesar de tantas evidencias y de sus propias declaraciones, es preocupante que continúen induciendo a las personas bien intencionadas y acríticas, que se les acercan, mediante su metafísica delirante (que puedes leer en sus páginas web), a creer en sus leyendas simbólicas y esotéricas, con las que sin explicitarlo abiertamente, pretenden introducirles en su utópica concepción de la realidad.
Esa intencionalidad se hace patente, cuanto te percatas, que tanto en sus enseñanza, como en su simbolismo y rituales, explicitan veladamente, que con ellos y mediante su método masónico, el conocimiento de sí mismo no tiene límites.
Es increíble que no asuman la omnipresencia del error en el ser humano y, por tanto la imposibilidad del conocimiento ilimitado de nada. Claro que esta es una postura situada en el racionalismo crítico, método -este sí- de pensamiento muy alejado de todo cuanto hacen o dicen en masonería.
Toda ése cúmulo de decepciones sobre una organización que se vende como algo distinto de los partidos políticos, de las ONGs y de las religiones, se produce al percibir que no tienen ninguna de las ventajas de aquellas, y si los inconvenientes de todas. De ahí mi decisión de separarme de esa organización, antes de lo cual dejé patente con mis intervenciones en las últimas Tenidas, cuanto aquí estoy diciendo.
Estas reflexiones, que condujeron a mi separación voluntaria (simplemente dejé de asistir a sus Tenidas), sólo deben entenderse como un "aviso a mareantes", y desde luego sin ánimo de hacer desistir a priori a nadie. Sólo deberían entenderse en la sana intención de que los posibles interesados en la masonería, dispongan de información sobre la otra cara de la moneda; obviamente cada quién cuenta la feria como le va, en mi caso, lo he contado con mi mejor saber y entender.
Por otra parte, y como digo en el frontispicio de este blog, no es masonería, es masonismo,ya que quiéranlo o no, el sufijo "ismo" se utiliza como adhesión a una doctrina o a un partido, de ahí que la masonería nunca lo emplee y, además repudie su utilización. Sin embargo, ellos hablan de su "método" -eufemismo de doctrina y filosofía masónica-; luego entonces no es masonería, es masonismo y, quizás si lo admitieran encontrarían la definición que tan afanosamente están buscando.
Y para terminar, me apetece decir, que todas las horas que he dedicado al masonismo, han sido LLEVADAS AL MATADERO DE LAS HORAS PERDIDAS, como tiene escrito el maestro Ortega y Gasset, quién, obviamente, no se refería al masonismo.
Fin.

Publicado por El buscador impenitente
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