16 enero, 2009

75 años, una vocación para el oficio de masón

Con motivo de la terminación del ciclo de los primeros setenta y cinco años de la fundación de la Muy Respetable Gran Logia de Estado Baja California y marcando el inicio de los trabajos de este año dos mil nueve, durante las ceremonias de instalación de los nuevos cuadros directivos de las logias jurisdiccionadas a la Gran Logia, el Muy Respetable Gran Maestro Franco Magdaleno Soto, manifestó que: durante 75 años se ha consolidado en Baja California, esforzadamente, una institución para nuestro Estado, una institución para nuestra patria, un lugar para la reflexión serena, desapasionada y objetiva, encontrando en la razón, la inspiración de su naturaleza y la consistencia de sus principios, por ello, puede afirmarse que dentro del respeto que merecen todas las formas de pensar, toda visión de las creencias,….. el examen plural de las cuestiones que son propias del hombre,….. debe ser el camino que conduzca a la expresión acrisolada de la fraternidad humana.
Dijo también que: el simbolismo, que caracteriza el medio en el que se basa el método de enseñanza y que nos permite la superación espiritual y ha sido extraído de la disciplina de los constructores de las grandes catedrales del Medioevo, garantiza que nada de las pasiones que agitan el espíritu del hombre de cada época, incluyendo esta globalizadora y deshumanizada del siglo XXI en la que seguramente se encuentran hermanos enfrentados; en nada interfiere en el aprendizaje iniciático, en esta maravillosa analogía del deber ser de los masones de hoy, como fueron los masones de ayer, los inspiradores del destino humano.

Agregó que: desde esta trascendente perspectiva se considera al hombre un factor de permanente perfeccionamiento, como la unidad esencial, para consolidar una sociedad integrada en definidos propósitos de paz, de justicia, de libertad y de verdadero amor a sus semejantes.

A través de este quehacer de afirmación institucional, de permanencia, de presencia y de enraizamiento en la sociedad bajacaliforniana; defendieron con entereza y vigor la libertad de conciencia, numerosas y preclaras personalidades de la vida estatal y nacional que en su momento asumieron la dirección superior de la Francmasonería en el Estado. Hoy, nuestra Augusta Orden se encuentra en un franco proceso de revitalización, de modernidad y de trascendencia, conceptos que con toda propiedad se han venido acuñando, con acendrado masonismo, fortaleciendo por setenta y cinco años la actividad iniciática, y conduciendo a la Francmasonería de Baja California por un camino de abierta convivencia fraternal con la comunidad masónica nacional, interamericana y mundial. La revitalización la concebimos como el “sentir” que se renuevan los propósitos universales de la Institución, que reverdecen y que el mundo en sí, es y sigue siendo una posibilidad cierta para que la Francmasonería abra un camino de verdadera superación espiritual para el hombre de hoy, asediado por fanatismos y extremismos ideológicos, que lo tienen inmerso en vicios, ambiciones de toda índole, egoísmos y acciones de belicosidad que lo siguen haciendo su propio lobo.

La modernidad, la asociamos estrechamente a un cambio de mentalidad en el masón, para que sienta que tiene que vivir en plenitud esta realidad contemporánea, asumiendo la responsabilidad que le corresponde. También la modernidad se expresa y a ello debemos aspirar, en la utilización de tecnología en el mejoramiento de las funciones directivas, administrativas y de relaciones públicas; en las comunicaciones y en el uso de la tecnología gráfica y de proyección digitalizada.

La trascendencia compromete a todos en globalidad y a cada masón en particular, para que lleve siempre consigo las enseñanzas aprendidas y las practique hasta en la más mínima actitud intra y extramural, en toda convivencia ciudadana; en esa caracterización que se intuye por su comportamiento personal, manifestado siempre en una actitud recta, honorable, tolerante y generosa.

75 años en los que la singular capacidad de convocatoria de las personalidades que han dirigido esta institución en el Estado, hizo posible que en estos tiempos de recreación de las ideas sociales, políticas, económicas y culturales, surja desde el interior de nuestros templos con toda su potencialidad el pensamiento masónico, enriquecido por un humanismo integral, para entregar a la sociedad su palabra visionaria y demandar su preocupación por “el hombre” como el objetivo medular de toda acción social.

Durante 75 años, se ha escuchado la voz de esta institución en Baja California, siempre presente, reafirmando el papel que constantemente ha tenido la masonería en el desarrollo y transformación del Estado, empezando porque fue en su seno en donde se gestó la creación de esta entidad federativa soberana e independiente, pero especialmente en el ámbito de las ideas y en la exaltación de la moral y el libre albedrío de la persona humana en los dominios de la conciencia.

No es fácil compendiar las ideas de 45 grandes maestros en el Estado. Todos destacan por sus personalísimas acciones, pero es justo reconocer a quien es considerado como el fundador: Ambrosio Ives Lelevier, quien por más de 20 años fue hacedor de caminos al andar, arador del desierto, cultivador de los yermos y de las rocas de Baja California, hasta que hizo florecer los primeros tres frutos y conjuntó a: Occidental, Precursora e Ignacio Zaragoza; Ensenada, Mexicali y Tijuana en 1933, fundando la Gran Logia que ahora se tiene. Destacan entre esos Grandes Maestros varios insignes y reconocidos bajacalifornianos: Agustín Molina Reyes, David Zárate Z, Jaime Lliteras, Jesús T Ruiz, Ricardo C: Salazar, Santos B. Cota, Pedro Pedroarena, Joaquín Aguilar Robles, Gustavo Aubanel Vallejo, Francisco López Gutiérrez, Francisco Zárate Vidal, Guilebaldo Silva Cota, Alejandro Orozco Gastélum y muchos otros. Al iniciar este periodo masónico de 2009, el Muy Respetable Gran Maestro Franco Magdaleno Soto expresó que es necesario replantear que es urgente el impulso de revitalización a través de la unidad, la fraternidad, la cultura y la modernización; convocando a todos a responsabilizarse del cumplimiento de sus tareas en cada caso: las luces y los funcionarios, los maestros, los compañeros y los aprendices y por supuesto los hermanos que ya tienen experiencia para sumarse a los proyectos de instrucción y docencia: los past maestros y los past grandes maestros. Es tiempo de construir, de construir el masón al que aspiramos. Reiteramos que anhelamos esta revitalización, para hacer más dinámica la fuerza interior de nuestros Templos; más viva la trascendencia de nuestra acción hacia la comunidad; más agresiva la forma de encarar la multiplicidad de problemas que nos corresponde como miembros pensantes de una sociedad que no termina de renovarse ni ha visto los frutos de su última revolución y que sigue esperando la justicia por la que dieron su vida masones y no masones. Más constancia y decisión en las horas destinadas a este oficio de masón, que hemos asumido para darle estatura a los cimientos de nuestra Institución y no para sumergirnos en la obsolescencia o estatismo”. Siempre ha sido un reto y tarea apasionante pero muy compleja la de conducir a hombres especiales que tienen “el oficio de masón”, mucho más difíciles que de dirigir que a los diversos ingenieros, arquitectos, contadores, administradores y otros profesionales que hay que dirigir en la construcción de complejas obras. Esto infiere coraje personal pero también sacrificio familiar, e indiscutiblemente un sentimiento de honor y de responsabilidad moral que no se puede ni se debe eludir, porque por ello se jura cumplirlos con toda decisión y con toda firmeza. Y agregó: no sólo debe ser un sueño, debe se el sueño de todos: debemos tener una Gran Logia a la altura de la modernidad y de la historia, aquella que imite la más pura lección de los Grandes Maestros de la humanidad y de los prohombres masones de nuestra Independencia, de los masones de la Reforma y de los masones de la Revolución y de quienes lucharon y forjaron nuestro Estado; una Gran Logia hecha de la luz nacida de la dedicación diaria de todos, de la sabiduría y el corazón de toda la membresía. Por último, dijo: debemos hacer hincapié en que la masonería no sólo es una filosofía de la vida para encontrar y practicar virtudes, es una ciencia que hay que estudiar para razonar, para encontrar y entender cuál es el verdadero objetivo de este “oficio de masón” en el que queremos graduarnos. Cómo estudiarla y cómo practicarla, cómo hacer que funcione para nosotros mismos, para nuestros semejantes; qué hacer para convivirla en equilibrio con la naturaleza y cómo hacer para alcanzar la meta de acercarnos al GADU.

Por lo anterior, es necesario acentuar la presencia del gobierno superior de la Gran Logia en las ceremonias programadas por los talleres de la obediencia, poniendo énfasis en la necesidad de intensificar la docencia y la instrucción masónica. El simbolismo, la historia, el ritual, la filosofía son las fuerzas fundamentales que mueven toda la acción programática impresas en cada instante de la vida interior del Templo y de la Cámara. “Recomiendo que no dejemos en el templo lo aprendido, es necesario que siempre lo llevemos con nosotros en nuestro templo interno, pero que también hagamos un proyecto de desarrollo que demuestre la capacidad de enfrentar con éxito las actividades que pueden ser puestas en práctica en provecho de la idea de vinculación y responsabilidad comunitaria que todos hemos tenido, especialmente cuando nos cuestionamos: ¿la masonería y nosotros qué estamos haciendo?, aunque ciertamente, somos nosotros mismos los del problema. ¿Qué estamos haciendo? Se trata, en otras palabras, de realizar un diagnóstico de la realidad de nuestra comunidad, de nuestra colonia, de la delegación, del Municipio, del Estado y del País. Estudiar la posibilidad, sobre esa base, de bosquejar el programa que seamos capaces de llevar a cabo con los hermanos que tenemos en las respectivas logias y que expresen la relación con las necesidades del programa que la autoridad u organismos de la comunidad hayan establecido. De esta conjunción de ideas entre Logias y comunidad deberá desprenderse la efectividad del trabajo colectivo en beneficio de todos. De esta solidaridad de acción deberá asimismo, revelarse la presencia del actuar masónico y recuperar el respeto de los demás por la institución a la cual pertenecemos”. Finalmente felicitó a los nuevos dirigentes, les deseó el mayor de los éxitos en este ciclo que nos toca convivir a partir de esta fecha, a los que dirigen y a los que acatan instrucciones, esperando que siempre reine la unidad, la cooperación, la tolerancia y la fraternidad en todas sus acciones y en todos sus trabajos.


Fuente:

http://el-mexicano.info/noticias/estatal/2009/01/16/75-anos-una-vocacion-para-el-oficio-de-mason.aspx